La importancia de nutrir la relación con tu pareja
¿Hay celos en tu hogar entre tu cónyuge e hijos? ¿Tu esposo se queja de que no le prestas suficiente atención? Si es así, no estás sola. Todos tenemos solo 24 horas en un día, y para la mayoría de las madres, hay mucha competencia en donde enfocar nuestra energía. Pero el tiempo en familia no necesita ser un campo de batalla.
Es posible que hayas escuchado que, como cristianos, debemos colocar a Dios primero, luego a nuestro cónyuge y luego a nuestros hijos. Pero, ¿qué significa exactamente poner a Dios primero? ¿Dedicarle más tiempo? En términos de minutos, pocas madres podrían dedicar horas y horas al estudio de la Biblia, a expensas del cuidado de la familia. Además, descuidar a nuestras familias por actividades «espirituales» difícilmente honra a Dios. Entonces, poner a Dios primero en nuestras vidas no es específicamente un problema de administración del tiempo. En cambio, creo que esta priorización de Dios significa que 1) alimentamos continuamente nuestra relación con Él 2) todas nuestras otras actividades, valores y relaciones están ordenados e influenciados por la fidelidad a nuestra relación con Dios.
Del mismo modo, en nuestras relaciones humanas dentro de la familia, habrá momentos en los que, en términos de minutos absolutos en el día, debemos dedicar la mayor parte del tiempo a nuestros hijos, atendiendo a sus necesidades. Los niños dependen de nosotros y requieren un gran esfuerzo y concentración nuestra a medida que los entrenamos y equipamos para la vida.
Sin embargo, la mayoría de nosotros comenzamos nuestra familia como dos personas enamoradas. Si tenemos éxito en lanzar a nuestros niños al mundo como adultos capaces y competentes, también terminaremos nuestras vidas como dos personas: marido y mujer. Por lo tanto, hay una primacía en la relación matrimonial que necesita ser honrada con 1) una alimentación continua, y 2) considerando otras relaciones y actividades a la luz de cómo afectarán nuestra relación matrimonial.
La buena noticia es que dar un enfoque y consideración más regular a tu relación matrimonial no le quita nada de la relación con tus hijos. Por el contrario, un matrimonio fuerte proporciona a los niños una sensación de seguridad y les da un excelente ejemplo a seguir cuando algún día busquen crear sus propias familias. Claro, los niños pueden quejarse si sales a una cita nocturna, o si les dices que deben jugar tranquilamente mientras tú y papá toman un cafecito en la cocina. Pero aprenderán la paciencia y el respeto por los demás, que es uno de tus objetivos para ellos de todos modos, ¡así que al final, todos ganan!
Si tu esposo siente que lo estás descuidando o dejando de lado a favor de tus hijos, no tienes que sentirte desesperada, buscando cómo puedes pasar más tiempo con él que con tus hijos. Recuerda, mostrar prioridad y honor no se traduce simplemente en medir quién obtiene la mayor cantidad de minutos de tu tiempo. En cambio, pregúntale a tu esposo qué acciones podrías tomar para que se sienta amado y respetado. Podría ser tan simple como tomar el tiempo para mirarlo a los ojos y saludarlo con un largo beso cuando llegue a casa. O tal vez él estaría ansioso por ayudar a acostar a los niños un poco más temprano cada noche, para que ustedes dos tengan algo de tiempo a solas. Sé creativa, e incluso podrías escucharle a él preguntar qué puede hacer para ayudarte a ti sentirte amada y respetada también.
Beth Saavedra