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18 12, 2018

Momentos Eternos para Agradecer

2019-09-09T00:12:19-05:0018 diciembre, 18|

Hay momentos en la vida que son especiales por sí solos. Compartirlos con las personas que queremos los convierten en mágicos e inolvidables.

 

Por ejemplo: el nacimiento de un hijo, es único y mágico. Y no lo podemos callar, lo gritamos a todos nuestros conocidos.

 

El día que decimos sí en el altar es otro evento que marca nuestra existencia, y este lo hacemos frente a cientos de testigos.

 

O eventos tan sencillos como el amanecer de cada día pueden convertirse en momentos íntimos con el Creador.

 

Y son estos momentos especiales, gratos, únicos e íntimos en la vida que nos llevan a ser agradecidos.

 

Debo confesar que mi corazón alberga agradecimiento que desborda. El vivir un año más la gran fidelidad de Dios manifestada en Misión Compartida me llena de gozo y me inspira para entregar todo lo que soy, siento y pienso para su gloria.

 

La pasión por ver reflejado a Cristo en miles de vidas más nos une a todos quienes somos la gran familia de HCJB, que a la vez llevamos el ADN de ser hijos de Dios. Esa pasión nos activa y nos invita a actuar a través de la oración, los dones, y el apoyo económico que nace del corazón desprendido y generoso.

 

Ser testigo de cientos de corazones reunidos por amor… nos lleva a guardar estos momentos como verdaderos tesoros, mágicos e inolvidables, que solamente engrandecen nuestra fe y confianza en Dios.

17 04, 2018

PALABRAS VAN, PALABRA VIENEN… ¿CUÁNTAS DE ELLAS CASUSAN HERIDAS?

2019-09-09T00:12:41-05:0017 abril, 18|

Palabras van, palabras vienen. Podemos decir los versos más hermosos cuando sentimos que el amor invade nuestro pecho y hay otros momentos donde estallamos con epítetos dañinos solo por furia. Hay situaciones que nos llevan a exaltar a una persona y otros por dolor a compartir solo los momentos negativos. ¿Cuánto de lo que decimos realmente conviene? ¿Cuánto de lo que hablamos realmente edifica? ¿Cuánto de lo que expresamos nos ancla a cosas que nos aparta de lo correcto?

Las palabras equivocadas causan grandes lesiones en el alma, que quedan como marcas grabadas para el resto de la vida. Es como aquella historia de la almohada, que al abrirla y regar sus plumas por toda la ciudad jamás se podrá recuperar por completo su contenido; abra alguna siempre por ahí suelta.

Antes de emitir palabra alguna, debemos hacer el esfuerzo de procesar el contenido por un análisis rápido: ¿Es de beneficio lo que voy a decir?; ¿va a edificar a la persona que lo escuchará? ¿Será de bendición para la persona a la que involucra? ¿Cuál es el fin de lo que voy a decir?  Y si estamos en un momento de cólera, mejor es callar, pedir disculpas y salir a caminar, antes de causar heridas profundas.

Tengamos presente lo que el libro de Santiago nos dice sobre la lengua: “Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego!  Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida”.

Desde luego, no dejamos de usar el fuego tan solo porque podría quemarnos. De igual manera, no vamos a dejar de hablar tan solo porque podríamos herir a alguien con nuestras palabras. Lo importante es mantener el control. Si controlamos el fuego, nos sirve para cocinar, calentarnos o ver en la oscuridad. Si controlamos la lengua, nos servirá para alabar a Dios, servir al prójimo y ser de bendición.

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