¡Al otro lado del charco¡

2019-09-09T00:14:03-05:0016 febrero, 17|

GALERÍA DE LA FE
Hoy visitamos la Galería de la Fe para reconocer el perfil de un hombre que desde muy niño conoció la tragedia. En medio del fragor de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, su padre muere, dejando en la orfandad a su madre y hermanos. Con el paso de los años y después del final de esa absurda guerra, este niño se convertiría en un misionero que iba a prestar sus servicios en un país lejano y desconocido.
El 23 de junio de 1963 partió desde su natal Japón Kazuo Osaki, un hombre que sería el pionero de los misioneros japoneses de la postguerra. Su primera misión no fue fácil, pues debía buscar en los EEUU recursos para costearse los gastos que implicaba ser parte del equipo de comunicadores de la radio HCJB en Quito – Ecuador.
Así Kazuo junto a su esposa Hisako y su pequeño hijo Michio, que apenas contaba con un año de edad para ese entonces, se embarcaron en esta aventura misionera en el Ecuador. Era la primera vez que la familia cruzaba el mar hacia tierras desconocidas. Para HCJB era una buena idea el que un japonés llegara al Ecuador para hacerse cargo de los programas de radio en este idioma, en Japón en cambio, era una verdadera locura entre sus conocidos.
Pero para Kazuo estaba este tremendo reto de fe, la posibilidad de transmitir para la gran comunidad de inmigrantes japoneses esparcidos en toda América del Sur. Hombres y mujeres que estaban necesitados no sólo de bienestar económico, sino también de bienestar espiritual.
¿Quién estaría dispuesto a ir al otro lado del mundo para servir en la radio? Para que Kazuo Osaki decidiera ir a cumplir su misión a través de los micrófonos de HCJB, tuvo que pasar por algunas etapas que él denomina “de aprendizaje” Y esta predisposición por aprender de las dificultades, o de prepararse para los retos, es lo que lo ha acompañado toda su vida, de la mano de Dios.
El ideal que marcó los 36 años de labores al frente de la programación en japonés a través de HCJB fue entregar a quien necesite esperanza, fe, amor y la palabra de Jesucristo. Su trabajo fue una ofrenda al Señor, un producto espiritual que perduró a través del tiempo.
El nombre de Kazuo Osaki, merece engalanar los pasillos de la Galería de la Fe.