José un padre ejemplar (Galería de la Fe)
Visitamos los pasillos y salas de la Galería de la Fe donde nos hemos encontrado con hombres excepcionales que cumplieron cabalmente su rol de padres, pese a sus errores muy humanos. Pero hoy estamos frente al retrato de José, el padre terrenal de Jesús de Nazaret. José, originario de la casa de David, es el mejor ejemplo de la figura paterna en el hogar universal. Aunque sea poco lo que en los evangelios se narra de él, en los pasajes donde encontramos su figura siempre procura, como hombre responsable, hacer lo correcto por el bien de su familia y ser ejemplo para Jesús.
José no pierde su tiempo en averiguaciones estériles ni trata de socavar la reputación de su prometida, tampoco busca la contrariedad familiar sin causa a pesar de las circunstancias desventajosas e incomodas que le tocaran vivir. José por su lado decide aceptar la crianza de Jesús, asumir el rol de padre con todas sus obligaciones y obedecer el mandato divino donde se le comunica que sobre él caería «la paternidad humana de Jesús».
Estas cualidades de fortaleza moral y comunitaria nos hablan en bien de un José como padre ejemplar para su hijo, una figura a imitar. José se aleja del típico hombre cargado de egoísmo, poco dado a la familia y machista de hueso duro. Por el contrario sus actitudes que se pueden ver a través de sus acciones son honestas y determinadas.
José es un hombre valiente, responsable y decidido a ser parte del plan divino de Dios «que procura proveer a Jesús de un padre terrenal» aunque no sea filial. Esto parece sencillo pero verdaderamente no lo es. Desde un punto de vista propiamente masculino tenemos la certeza que: No es fácil aceptar a una mujer embarazada y hacerse cargo de un niño que no es de su sangre.
Por último, después de sortear grandes pruebas, vemos a un José totalmente entregado al hogar y sus labores cotidianas, entre ellas una de las principales: Educar al pequeño Jesús según las costumbres y creencias del pueblo judío conforme a lo escrito en La Ley Mosaica y lo dicho por los diferentes profetas que hablaron en las distintas etapas de la historia judía.
«El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta».
José un padre ejemplar cuyo nombre y retrato engalana la Galería de la Fe.