GRACIAS POR MISIÓN COMPARTIDA 2020

2020-12-13T19:58:21-05:0013 diciembre, 20|

Señor, en momentos como éste, cuando nos damos cuenta de que no tenemos el control de nuestro mundo, suplicamos tu misericordia.

Padre, no estábamos preparados para lo que vino en este 2020 y nos invadieron sentimientos de duda y temor. Un pequeño y minúsculo virus con corona, cuyo carácter silencioso e invisible puso de rodillas a todo el planeta.

Esto nos zarandeó y nos hizo tomar conciencia del regalo de la vida. Esta pandemia nos deja grandes lecciones como personas, familias y como ministerios. Hemos reducido nuestros gastos en falsas necesidades, siendo más solidarios con nuestros vecinos y amigos y nos hemos redireccionado a lo verdaderamente humano.

Señor, tú has sido fiel y has provisto generosamente para este tiempo. Cuando estuvimos ansiosos, tú nos ayudaste a estar tranquilos.

Cuando la información llegaba de todos lados, verdadera y falsa, nos ayudaste a discernir y como HCJB llevar siempre un mensaje de esperanza.

Cuando el miedo dificultaba nuestra respiración y la angustia parecía estar presente todo el día, diste paz a nuestras mentes y nos recordaste quién eres tú.

Cuando debíamos estar socialmente distantes, nos ayudaste a estar espiritualmente conectados.

Cuando no podíamos tocar al prójimo con nuestras manos, Dios, tú nos ayudaste a tocarlos con nuestros corazones.

Cuando tuvimos lástima de nosotros mismos y de nuestra situación en medio de esta pandemia, nos recordaste que todo lo que tenemos viene de ti y nos moviste a orar por los que están enfermos y necesitados …

Cuando nos enojamos por las acciones egoístas de los demás, nos vimos reflejados en el espejo de nuestro propio egocentrismo y llevamos una canasta de amor a esos hogares desprovistos.

Cuando nos sentíamos solos, nos obligaste a ser conscientes de tu presencia y de la necesidad de ti, que has movido a nuestros socios estratégicos a ser generosos y dar de gracia lo que han recibido de gracia.

Llegará el día en que podamos abrir nuestras ventanas sin temor, como lo hizo el profeta Daniel para alabar al Señor. Veremos a las aves recorriendo su sendero por los límpidos cielos con una puntualidad pasmosa.

 

Cuando todo esto termine, volaremos como ellas, aunque no resulte necesario batir las alas. Esa añorada libertad nos llevará, por fin, a abrazar a los miembros de nuestras familias que se han convertido en píxeles de una pantalla de teléfono móvil.

Llegará el momento de estrechar la mano con los amigos que más añoramos. A columpiar en el parque a nuestros pequeños héroes de esta epopeya y, por supuesto, a volver a practicar ese verbo que representa todo, el verbo amar.

Señor, sabemos que tienes el control de todo lo que sucede en nuestras vidas. Levantamos una respetuosa plegaria por los que han pasado a tu presencia, pero quienes quedamos, debemos continuar.

Ayúdanos a aceptar tu voluntad y danos la fuerza y la paciencia para perseverar. Úsanos para promover tu Reino y mostrar tu amor. Ponemos nuestra vida, nuestra familia, nuestra ciudad, nuestro país y el ministerio de HCJB que pronto cumplirá 89 años, en tus manos.

Hay más de siete mil millones de personas en la tierra amenazados por este virus letal y el Señor quiere encontrar a todos sus hijos perdidos. La Gran Comisión es tu comisión, y hacer tu parte es el secreto para vivir una vida significativa.

A quienes hemos llamado, con justa razón, nuestros “socios estratégicos” Gracias, gracias y gracias por ser parte de su obra en la tierra.

Dios es grande, Dios es bueno, Dios es fiel, Dios es todopoderoso, Dios es Dios. Grande es su fidelidad.