Acerca de Anabella Cabezas

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31 03, 2024

Porque Él vive triunfaré mañana

2024-04-16T09:47:22-05:0031 marzo, 24|

En mi niñez crecí cantando himnos en la iglesia.  Uno que ha soportado la prueba del tiempo y que solíamos entonarlo el Domingo de Resurrección es: Porque Él vive, escrito por Bill y Gloria Gaither. El coro dice:

“Porque Él vive triunfaré mañana, porque Él vive ya no hay temor, porque yo sé que el futuro es suyo; la vida vale más y más solo por Él”.

Es que la resurrección de Cristo nos da todas las razones para vivir en victoria, sin temores y con confianza de que nuestro futuro está en las manos de Dios.

Pero ¿qué más significa la resurrección de Cristo?

 Es la certeza de nuestra fe y de que el evangelio es verdadero.  Pablo dijo en 1 Corintios 15:3, 4: “Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras”.

Pablo explica que la resurrección no es solo una parte fundamental del evangelio, sino que es el pegamento que sostiene cada parte del evangelio. Sin la resurrección, los cristianos creeríamos en vano y no tendríamos esperanza de la vida eterna. Pero Cristo ha resucitado y ahora tenemos la esperanza del perdón de nuestros pecados, el derecho de estar bien delante de Dios y la vida eterna por medio de Cristo.

La resurrección de Jesucristo es nuestra promesa de que la vida que vivimos no es en vano. Nuestras vidas tienen un propósito más allá de los años que pasemos en la tierra, porque el Dios vivo nos ha prometido que nuestras inversiones en la eternidad no volverán vacías.

Porque Jesús venció la muerte y debido a nuestra fe en Él, ahora anticipamos la victoria sobre la tumba. El triunfo de Jesús sobre la muerte nos da el valor de soportar todas las pruebas temporales y la sabiduría para saborear todas las delicias terrenales. Su victoria sobre la muerte nos asegura que nada está demasiado muerto como para que Él no pueda revivirlo.  Así que, cualesquiera que sean nuestras circunstancias, podemos estar seguros de que los mejores días están por llegar.

Y, finalmente, cuando llegue el momento de cruzar el río, no tendremos miedo de nuestra propia muerte como lo expresa la última estrofa del himno:

“Yo sé que un día el río cruzaré, con el dolor batallaré; y al ver la vida triunfando invicta, veré gloriosas luces y veré al Rey”.

Que nuestra fe en el Cristo resucitado llene nuestros corazones de esperanza, y aunque todo en la tierra se vuelva en nuestra contra, recordemos que todo en el cielo está a nuestro favor.

“Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte.” Job 19:25.

MDC/ag

10 01, 2021

Dios está contigo, ¿por qué temer?

2021-01-10T09:11:16-05:0010 enero, 21|

La oración es una de tus armas más poderosas contra el miedo. Imagínate cómo se debieron sentir los israelitas cada vez que se enfrentaban a una nación tras otra, en su peregrinaje hacia la Tierra Prometida. Es posible que sintieron miedo, desconfianza, cansancio, que se sintieran derrotados, aun antes de iniciar las batallas. Pero siempre Dios les pedía que confiaran y descansaran en Su fuerza, no en el número de soldados de sus ejércitos, tampoco en sus armas, habilidades o cualquier otro poder humano. Parecía que Dios se deleitaba en asegurarse de que eran más débiles que las naciones a las que se enfrentaban para que Su poder pudiera ser revelado en sus victorias. Y cuando los israelitas le creyeron a Dios y siguieron sus instrucciones, el poder de Dios siempre fue manifiesto.

¿Qué batallas estás enfrentando este momento? ¿Qué circunstancias imposibles te hacen retroceder con miedo? Preséntalas al Señor en oración y piensa en todos los momentos en tu vida cuando Dios se ha mostrado fiel contigo, con tu familia. Fortalecerá tu confianza en Dios, quien te ayudará a enfrentar tu próxima batalla.

Cuando los israelitas recordaban sobre cómo Dios los rescató de una forma dramática de los egipcios e hicieron memoria de la fidelidad de Dios hacia ellos, sus fuerzas fueron renovadas para enfrentar lo que tenían por delante. En Deuteronomio 20:1 dice: “Si al salir ustedes a combatir a sus enemigos ven que ellos cuentan con caballería y carros de guerra, y con un ejército más numeroso que el de ustedes, no les tengan miedo, pues ustedes cuentan con el Señor su Dios, que los sacó de Egipto.”

Además, cuando oras la paz llega a tu alma. Como dice Max Lucado: “Talvez estás enfrentando la tormenta perfecta, pero Jesús te ofrece la paz perfecta”. Este tipo de paz es un regalo de Dios que mantiene tus pensamientos claros y tu corazón puro. Esa paz “guardará (nuestros) corazones y (nuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:7).

Ora para que Dios abra tus ojos y puedas ver todo lo que El ha hecho en tu vida. Pídele que fortalezca tu fe y te dé valor para enfrentar tus pruebas presentes y las que vendrán. No camines con miedo, pues cuentas con el Señor tu Dios quien te ayudó en el pasado y lo seguirá haciendo en el futuro.

Alaba a Dios por las grandes cosas que El hará, confía en el Dios viviente y recuerda que Su presencia te da paz, te acompaña y te da descanso.

¿Te sientes completamente solo con tus problemas? No lo estás. Dios está contigo.

19 02, 2018

Tu amistad me hace bien

2019-09-09T00:15:31-05:0019 febrero, 18|

En el día de San Valentín las parejas aprovechan la ocasión para expresar su amor a la persona amada regalándose flores, chocolates, tarjetas, cenas románticas y un sinnúmero de otros detalles.

Es una de las ocasiones en las que los que no tenemos pareja, podríamos sentirnos excluidos y tentados(as) a pensar que no somos dign(o)s del amor de un hombre o una mujer.

No obstante, más y más las celebraciones del 14 de febrero incluyen la palabra “amistad” por lo que los excluidos podemos agradecer por los amigos que Dios ha puesto en nuestro camino y también expresarles nuestro cariño.

Hay una canción de Alex Campos titulada, Tu amistad me hace bien y en uno de los versos dice:

Es ese brillo que alumbra el camino. En mi camino estarás mi amigo.

Al reflexionar sobre los amigos y amigas que Dios ha puesto en mi camino puedo decir que ellos han alumbrado mi vida con el brillo de su amistad verdadera de diferentes maneras:

  • Me ayudaron a levantarme cuando atravesaba una gran pérdida en mi vida
  • Han orado fielmente por mi
  • Me han abrazado y me han dicho que todo estará bien
  • Me han obligado a descansar y cuidar mi cuerpo
  • Me han dado momentos de mucha risa y alegría
  • Me han escuchado y dado ese consejo que necesitaba
  • Me han acercado a Dios
  • Me han incentivado, inspirado y desafiado a hacer lo mejor para mi vida.

Al hacer un inventario de lo que mis amigos me han dado, solo puedo dar gracias a Dios porque a través de ellos, Él me ha mostrado su gran amor, misericordia y protección.

Estas amistades cercanas y profundas se han fundamentado en el amor genuino, compromiso y respeto del uno al otro.  Han prevalecido a pesar de las distancias, y se han fortalecido al compartir la misma fe.

He sido bendecida y fortalecida con amistades verdaderas y mi anhelo es que Dios me use para ofrecer a otros una amistad que les haga bien, como dice la canción.

“Un amigo es siempre leal, y un hermano nace para ayudar en tiempo de necesidad” Proverbios 17:17

2 04, 2017

Dios nos cuida y nos da su paz

2019-09-09T00:13:53-05:002 abril, 17|

En las últimas semanas, he escuchado con frecuencia la frase: “Y ahora, ¿qué va a pasar?”  La incertidumbre que se siente sobre el futuro lleva a las personas a sentir ansiedad, angustia y temor.

Sabemos que la preocupación no nos conduce a ningún lado, es como si alguien estuviera sentado en una mecedora: nos da algo que hacer, pero no nos lleva a ninguna parte.

No obstante, insistimos en preocuparnos por algo que sucedió y que ya no podemos rectificar; nos preocupamos por el presente, sobre el que no tenemos control y nos preocupamos por un millón de cosas que nos imaginamos pueden suceder en el futuro.

En Mateo 6:26, Jesús utiliza el ejemplo de los pajaritos que no siembran ni cosechan, ni almacenan en graneros, pero son alimentados por el Padre Celestial. Este sencillo ejemplo comunica un mensaje poderoso que debemos recordar y vivir cuando la angustia del futuro desconocido nos asedie:  Nosotros valemos más que estas avecitas, por tanto, Dios tiene un cuidado infinitamente mayor por ti y por mí.

El esperar en paz y creer que Dios nos cuidará significa aceptar que nuestras vidas están en Sus manos, que Él tiene un plan para nuestro futuro y ese plan es bueno.

En Efesios 3:20, el Apóstol Pablo dice: “Que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros”.

Aunque no conozcamos lo detalles de lo que vendrá, Dios sí sabe todo y nuestro futuro está en sus manos.

Que Dios nos ayude a enfrentar la vida con un corazón sereno y tranquilo, experimentando la paz maravillosa que nos ofrece y que está fundamentada en la relación que tenemos con Cristo y en la certidumbre que Él cumple cada una de sus promesas.

Sin importar cuán adverso pueda parecer el futuro, podemos tener serenidad y calma porque Dios tiene cuidado de nosotros y porque Él es nuestra paz.

Que Dios, que da esperanza, los llene de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13.

MDC/ag

26 03, 2017

Confianza en la gracia y justicia de Dios

2019-09-09T00:13:55-05:0026 marzo, 17|

Voy a dar por sentado que esto es algo con lo cual todos luchamos. Tengo la tendencia a suponer que, por lo general, siempre sé cómo resolver los problemas y qué decisiones deben tomarse.  Nuestra naturaleza humana siempre nos sitúa en el centro de nuestras percepciones.  Aprender a ver la vida desde las perspectivas de los demás es una consecuencia de madurez.  Hasta cierto punto, he aprendido a valorar las perspectivas de otras personas, pero todavía lucho por apreciar cómo Dios ve las cosas.

Al estudiar las Escrituras aprendo una verdad asombrosa: ¡No soy el centro! Tampoco lo somos como grupo.  Ese lugar está reservado solo para Dios. Pero, si eso es cierto, ¿por qué vemos tanta injusticia y desigualdad a nuestro alrededor? ¡Ciertamente Dios traerá Su justicia a estas circunstancias! Sin embargo, puede parecer que esto no sucede y nos preguntamos: ¿Por qué no?

Aquí hay una segunda verdad asombrosa: la justicia y la gracia de Dios están inseparablemente entrelazadas entre sí, ¡afortunadamente! Mientras yo quiero que Dios «arregle» (o me permita «arreglar») los problemas que me rodean, Él quiere extendernos Su gracia a través de esos problemas. Piedad, paciencia, fidelidad, todas estas cualidades divinas son bondadosas y justas. A menudo, son experimentadas de una manera más real y cercana dentro del contexto de lo que percibimos como injusto. ¡Para desarrollar carácter es necesario enfrentar desafíos!

“No se deleita en la fuerza del caballo, ni se complace en las piernas ágiles del hombre. El SEÑOR favorece a los que le temen, a los que esperan en su misericordia” Salmos 147: 10-11(LBA)

Escrito por: Graham Bulmer es pastor internacional que sirve en Reach Beyond y HCJB Ecuador.  Actualmente trabaja desde su país, Canadá.  Graham fue misionero en Ecuador desde 1999 al 2013.   

 

 

MDC/ag

19 03, 2017

¿Vives con una falsa culpa?

2019-09-09T00:13:56-05:0019 marzo, 17|

Tal vez le haya sucedido que, cuando algo sale mal, la primera cosa que piensa es: ¡Fue mi culpa!

Una vida atormentada constantemente bajo una carga de culpa no es la vida abundante que Jesús vino a darnos. La culpa roba nuestra alegría, obstaculiza nuestra productividad, interrumpe nuestra paz, perjudica nuestras relaciones y, lo peor de todo, hace que la atención se centre en nosotros mismos. La culpa nos conduce a la insatisfacción y el descontento.

La culpa es un hecho y un sentimiento. Es posible ser culpable sin sentirse culpable. Es posible sentirse culpable sin ser culpable. Y es posible ser culpable y sentirse culpable. Sin duda, todos hemos experimentado estas tres condiciones.

Sentirnos culpables, incluso cuando no somos culpables, es una lucha común para la mayoría de nosotros.  La falsa culpa es causada por un pensamiento equivocado. Nos sentimos culpables porque nos permitimos tener pensamientos que nos dicen que todo es nuestra culpa. Ignoramos los hechos, insistimos en reprocharnos y llegamos a sentir desesperación y desaliento, sin justificación. Eso es porque esta falsa culpa es un sentimiento, no es la realidad.

Algunos ejemplos de la falsa culpa:

Lo que experimentamos cuando seguimos recordando y nos seguimos reprochando por lo que Dios ha perdonado y olvidado.

Lo que sentimos cuando alguien parece estar decepcionado de nosotros.

Lo que sentimos cuando tenemos que decir “no”.

Lo que sentimos cuando tratamos de quedar bien con la gente.

Lo que sentimos cuando vivimos con expectativas poco realistas de nosotros mismos.

Lo que sentimos cuando pensamos que no intentamos lo suficiente.

Lo que sentimos cuando creemos que somos responsables por todo.

Lo que sentimos cuando dejamos que otros determinen qué y quién debemos ser.

No es la voluntad de Dios que siempre vivamos en la culpa. Es una estrategia del enemigo para llevarnos a pensar que estamos viviendo vidas derrotadas. La falsa culpa no está destinada a ser parte de nuestra vida cotidiana. No es normal. No está bien. No es necesaria ni saludable.

Como hijos de Dios, somos llamados a vivir en victoria. Gálatas 5: 1 dice: «Es por la libertad que Cristo nos ha liberado, manténganse firmes, y no os dejéis volver a cargar con un yugo de esclavitud».

MDC/ag

5 03, 2017

Nos gusta que la vida tenga sentido

2019-09-09T00:14:00-05:005 marzo, 17|

Nos gusta que la vida tenga sentido, sea estable y previsible. Sin embargo, un vistazo rápido de la escena mundial, desafía esta realidad. Los gobiernos cambian. Las economías cambian. Los valores sociales y morales cambian.

En la actualidad hay más refugiados en el mundo que lo que hubo en la Segunda Guerra Mundial. Y estos cambios, caos y confusión no solo suceden: «allá». Parece que todo está bajo amenaza; todo lo estable está en riesgo.

No estamos solos en estas experiencias. Desde el principio de los tiempos, el pueblo de Dios ha enfrentado constantemente la confusión y el caos. Consideren a los antiguos judíos que fueron llevados al cautiverio babilónico. ¿No les había prometido Dios una tierra en la que vivirían con seguridad perpetua? Pero ahora se encontraban desplazados y, peor aún, los profetas les dijeron que vivirían en Babilonia por mucho tiempo. (Jeremías 29: 4-7) O cuando los discípulos pensaron que iban a ahogarse en una tormenta (Marcos 4: 35-41), y cuando huyeron al saber que Jesús iba a ser crucificado.

En cada caso, para el pueblo de Dios y para los discípulos, nada tenía sentido. Sus mundos parecían colapsar a su alrededor. Sin embargo, mirando en retrospectiva, sabemos que no fue así. De hecho, el caos sirvió para que los propósitos de Dios se cumplan y para fortalecer a aquellos que vivieron tiempos difíciles.

Salomón nos dice que debemos aceptar el modo en que Dios hace las cosas.  Él permite todo para que le temamos (Ec 7: 13-14). Sabemos que nuestro Dios no espera que entendamos o expliquemos la confusión en la que vivimos (Isaías 55: 8); Su única expectativa es que aceptemos Su amor y bondad y confiemos en Él. (Salmos 119: 65-72). Dios no está en peligro. Dios no está bajo amenaza. Él es el motor de la gente, el que calma las tormentas y el Señor resucitado de toda la creación (Colosenses 1: 15-17).

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