La oración es una de tus armas más poderosas contra el miedo. Imagínate cómo se debieron sentir los israelitas cada vez que se enfrentaban a una nación tras otra, en su peregrinaje hacia la Tierra Prometida. Es posible que sintieron miedo, desconfianza, cansancio, que se sintieran derrotados, aun antes de iniciar las batallas. Pero siempre Dios les pedía que confiaran y descansaran en Su fuerza, no en el número de soldados de sus ejércitos, tampoco en sus armas, habilidades o cualquier otro poder humano. Parecía que Dios se deleitaba en asegurarse de que eran más débiles que las naciones a las que se enfrentaban para que Su poder pudiera ser revelado en sus victorias. Y cuando los israelitas le creyeron a Dios y siguieron sus instrucciones, el poder de Dios siempre fue manifiesto.
¿Qué batallas estás enfrentando este momento? ¿Qué circunstancias imposibles te hacen retroceder con miedo? Preséntalas al Señor en oración y piensa en todos los momentos en tu vida cuando Dios se ha mostrado fiel contigo, con tu familia. Fortalecerá tu confianza en Dios, quien te ayudará a enfrentar tu próxima batalla.
Cuando los israelitas recordaban sobre cómo Dios los rescató de una forma dramática de los egipcios e hicieron memoria de la fidelidad de Dios hacia ellos, sus fuerzas fueron renovadas para enfrentar lo que tenían por delante. En Deuteronomio 20:1 dice: “Si al salir ustedes a combatir a sus enemigos ven que ellos cuentan con caballería y carros de guerra, y con un ejército más numeroso que el de ustedes, no les tengan miedo, pues ustedes cuentan con el Señor su Dios, que los sacó de Egipto.”
Además, cuando oras la paz llega a tu alma. Como dice Max Lucado: “Talvez estás enfrentando la tormenta perfecta, pero Jesús te ofrece la paz perfecta”. Este tipo de paz es un regalo de Dios que mantiene tus pensamientos claros y tu corazón puro. Esa paz “guardará (nuestros) corazones y (nuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:7).
Ora para que Dios abra tus ojos y puedas ver todo lo que El ha hecho en tu vida. Pídele que fortalezca tu fe y te dé valor para enfrentar tus pruebas presentes y las que vendrán. No camines con miedo, pues cuentas con el Señor tu Dios quien te ayudó en el pasado y lo seguirá haciendo en el futuro.
Alaba a Dios por las grandes cosas que El hará, confía en el Dios viviente y recuerda que Su presencia te da paz, te acompaña y te da descanso.
¿Te sientes completamente solo con tus problemas? No lo estás. Dios está contigo.