Warning: Trying to access array offset on value of type bool in /home/hcjbadm/public_html/hcjb.org/wp-content/themes/Avada/includes/class-avada-head.php on line 329

Warning: Undefined array key 1 in /home/hcjbadm/public_html/hcjb.org/wp-content/themes/Avada/includes/class-avada-head.php on line 330

Warning: Undefined array key 2 in /home/hcjbadm/public_html/hcjb.org/wp-content/themes/Avada/includes/class-avada-head.php on line 331
1 09, 2017

Bienaventurados los Pacificadores

2019-09-09T00:13:21-05:001 septiembre, 17|

La semana pasada fui a ver la película “Dunquerque”, dirigida por Christopher Nolan.  El director relata con excepcional maestría los eventos acontecidos durante el rescate de las tropas inglesas arrinconadas por el ejército alemán en este puerto de Francia.  Pasé sentada en el filo del asiento durante todo el filme.  La música era un personaje más, que delataba la tensión y el corazón acelerado de los protagonistas.  Observé con espanto cómo caían bombas sobre soldados que esperaban en la playa, sin protección alguna.  Se me escapó un grito cuando, en plena celebración por un avión enemigo derrotado, explotó un misil junto a la cabina.  Lloré de principio a fin, pensando en el dolor que trae una guerra, meditando en cómo es el corazón humano, examinándome a mí misma para darme cuenta de que no soy diferente.

La Biblia dice en Santiago 4: “¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? Ustedes codician y no tienen, por eso cometen homicidio. Son envidiosos y no pueden obtener, por eso combaten y hacen guerra”.  Si bien es cierto que no tengo la autoridad para declararle la guerra a Gran Bretaña, sin lugar a duda, he declarado la guerra a muchas personas en mis 38 años de vida.  Mi camino está marcado de contiendas con personas, amistades quebrantadas, guerras y conflictos.  Entonces elevé una oración desesperada: “Señor, ya no quiero ser así.  ¿Cómo puedo glorificarte en mi vida cuando soy una peleona?”  La respuesta llegó a través del libro “Pacificadores” de Ken Sande.

[1]

Jesús comienza el Sermón del Monte con lo que conocemos como “Las Bienaventuranzas”.  Una de ellas expresa: “Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios”.  Los que procuran la paz, los pacificadores, serán llamados hijos de Dios.  No sé si te pasa lo mismo que a mí, pero yo miro a mi alrededor y veo la necesidad crucial de tener pacificadores en nuestras familias, en nuestras iglesias, en nuestra sociedad.  ¿Cómo puedo llegar a ser un pacificador?  Ken Sande propone los siguientes principios, tomados de la Biblia, para responder al conflicto:

  1. Glorificar a Dios. En lugar de enfocarnos en nosotros mismos, nuestra ofensa, nuestra indignación, pensemos en qué es lo que más glorifica a Dios.  ¿Se complace Dios de amistades, familias, iglesias divididas?  ¿Eso le hace bien a Su nombre?
  2. Sacar la viga de nuestro propio ojo. Mi mamá siempre nos castigaba a mi hermano y a mí cuando peleábamos y nos decía: “Para pelear, se necesitan dos”.  Lamentablemente, en el 99.99% de los casos, no somos inocentes palomitas en el conflicto.  También hemos tenido nuestra parte.  Debemos asumir nuestra responsabilidad y pedir perdón, antes de confrontar al otro con su ofensa.
  3. Restaurar humildemente. Si la falta no se puede pasar por alto, seguimos el proceso delineado por Jesús en Mateo 18:15-18.  Primero conversamos en privado.  Si no hay resultados, involucramos a otras personas en el proceso.  Es importante no llamar a otras personas sin conocimiento de la otra parte del conflicto y no buscar que los otros estén de nuestro lado.  Recuerda que la meta es buscar una reconciliación, no tener la razón.
  4. Ir y reconciliarnos. Debemos buscar un acercamiento genuino, así como Dios lo hace con nosotros después de que pecamos.  ¿Te has dado cuenta de que, cuando caes y Dios te perdona, tu relación con Él es más cercana?  Lo mismo debería suceder en nuestras relaciones con otros.  Jesús nos manda a perdonar setenta veces siete y la indicación en Efesios 4:32 y Colosenses 3:13 es perdonarnos unos a otros como Dios nos ha perdonado en Cristo.  Toma muy en serio las palabras de Jesús en Mateo 18:23-35.  Se me eriza la piel lo que dice el Señor en el último versículo: “Así también Mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano”.  ¡De corazón!  ¡De corazón!  ¡DE CORAZÓN!

Quisiera poder decirte que domino el tema y que soy una experta en reconciliación, pero recién estoy aprendiendo y clamando al Señor que me permita ser una pacificadora bienaventurada.  Me encanta cómo Sande recalca que la resolución de conflictos es un proceso sobrenatural, que no podemos hacerlo sin la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.  Oro para que el Señor nos convierta en pacificadores y que Su nombre sea glorificado en el cielo y en la tierra, cuando el mundo que nos observa pueda ver que en verdad nos amamos unos a otros como Él nos ama (Juan 13:34-35).

Si deseas más información sobre cómo ser un pacificador, te recomiendo visitar el sitio web de Peacemaker Ministries: http://peacemaker.net/espanol/

Maria del Carmen Atiaga

[email protected]

[1] Ken Sande, Pacificadores.  Ediciones Las Américas, 2008.

24 08, 2017

Del amor y la empatía

2019-09-09T00:15:49-05:0024 agosto, 17|

La forma en que nuestro cerebro responde a la buena fortuna de los demás está vinculada al grado de empatía que hay entre dos las personas, de acuerdo con una nueva investigación liderada por el University College de Londres.

El estudio muestra que una parte del cerebro llamada la corteza cingulada parece estar particularmente en sintonía con las buenas noticias de otras personas, pero la forma en que responde varía sustancialmente dependiendo de nuestros niveles de empatía.

En las personas que se calificaron a sí mismas como buenos amigos, la corteza cerebral respondía sólo cuando otra persona tenía una buena noticia, pero en las personas que se daban a sí mismas puntuaciones más bajas de empatía, la corteza  también respondía cuando preveían malas noticias para sí mismas.

Esta nueva visión podría resultar importante en la comprensión del papel de la corteza cerebral en los trastornos de la conducta y la empatía social, incluyendo la psicopatía y el autismo. Otros estudios podrían centrarse en cómo responde el cerebro a nuestro propio éxito en comparación con el de otros en las personas con estos trastornos.

Los investigadores escanearon los cerebros de 30 voluntarios varones de entre 19 y 32 años de edad utilizando imágenes de resonancia magnética funcional mientras veían símbolos que predecían la probabilidad de que ellos u otra persona ganaran dinero.

El escritor bíblico hace una recomendación muy puntual por demás empática y que tiene que ver con la alegría que debemos sentir con aquellos que se alegran y la consideración con aquellos que por alguna circunstancia están llorando.

El verdadero amor cristiano nos hará tomar parte en las penas y alegrías de cada uno. Todo nuestro deber hacia los otros se resume en una palabra: amor.

22 08, 2017

¿Escuchas a tu Pareja?

2017-08-22T08:38:51-05:0022 agosto, 17|

La persona media pasa entre el 45 y el 70 por ciento del día escuchando a otros, pero en cada periodo de 24 horas dedica muy poco tiempo a escuchar a su cónyuge.  La mayoría de las parejas conversan realmente nueve minutos al día, en promedio, esto afirma la directora del comité de negocios de la Asociación Internacional de Técnicas de Escucha, Helen Ralston, quien realiza investigaciones sobre el tema cerca de Oxford, Inglaterra.

Sí hacemos un recorrido de nuestro día y pensamos conscientemente en cuánto tiempo estamos dedicando a escuchar con todos nuestros sentidos a nuestro cónyuge; seguramente las cifras que arrojan los estudios sobre este tema no se equivocan.

Lo peligroso es que si estamos muy distraídos con nuestras labores diarias y nos enfocamos egoístamente en nuestra necesidad de hablar y ser escuchados, y no de escuchar, podemos no percibir las señales sutiles de cómo se siente nuestra pareja, y eso a la final nos llevará a distanciarnos y ser atacados por otros enemigos del matrimonio. Tristemente, muchos de nosotros desaprovechamos esas oportunidades de conexión con quien decimos amar.

Identificar si existe la inhabilidad de escuchar con atención a nuestro cónyuge es el primer paso; accionar es la clave para que nuestra pareja se sienta más valorada, respetada y amada.

Algunas recomendaciones básicas que muchos expertos señalan para adquirir esta destreza son: Enfocarnos en escuchar; es normal que la mente divague durante una conversación, pero si nos hacemos conscientes de esto, podremos evitarlo más fácilmente.  Otro punto clave es que si sabemos que no podemos escuchar a nuestra pareja en cierto momento, seamos francos y propongamos hablar más tarde; luego, debemos cumplir esto, dejando a un lado el celular, la internet, y sentándonos a conversar.  Algo muy difícil pero esencial es no interrumpir; esto hace que nuestra pareja se desconcentre, y tal vez hagamos que pierda el interés en conversar. “Interrumpir no ayuda, y es señal de impaciencia”. Y un último pero importante punto es estar consciente de cuándo y qué decir sabiamente; es necesario pensar y luego hablar.

Cuando en una relación se escucha a la pareja hay acercamiento, hay sentido de valía, de interés, de amor, y cada vez nos volvemos más cómplice del otro.  Entonces… vale la pena hacer una pausa y escuchar.

Tammy Torres

10 08, 2017

Manny Montes presenta-“Amor Real”

2017-08-10T08:41:50-05:0010 agosto, 17|

El cantante portorriqueño  Manny Montes,  acaba de lanzar su producción #14 la cual lleva por título Amor Real, una propuesta dirigida netamente al amor. Esta pieza de colección cuenta con dos volúmenes Gold Edition y Platinum Edition para una suma de 23 canciones con diferentes temáticas en cuanto al amor, con el fin de propagarlo a esta sociedad que tanta falta le hace.

Una de las canciones emblemas de este disco es “Falta Amor’’ grabado en Ecuador  junto a la agrupación Vaes.

En palabras de Manny:

“Creo que vivimos en un tiempo donde muchos dicen tener amor pero es un amor sintético que solo se expresa en las redes sociales pero no en la vida real, espero con esta producción poner mi granito de arena e incentivar a la gente activar ese don tan preciado que es el amor de Dios”.

Manny comenzó su gira promocional en julio y  estará en conciertos en Colombia, Mexico, Estados Unidos y Argentina.

Amor Real ya se encuentra disponible en todas las plataformas digitales y en su canal de Youtube MannyMontesTV.

Tomado de: Manny Montes- Oficial.

6 06, 2017

Pensemos…

2019-09-09T00:15:58-05:006 junio, 17|

Pensemos que la misericordia es la sabiduría con rostro de compasión y bondad.

Pensemos que la misericordia es la paciencia en acción.

Pensemos que la misericordia no niega un favor que quien te lo pide, si en tu mano está el otorgarlo.

Pensemos que la misericordia no solo consiste en hacer una buena obra, sino en hacerlo con alegría.

Pensemos que la misericordia es otorgar una segunda oportunidad al culpable.

Pensemos que la misericordia es conceder perdón por amor propio.

Pensemos que la misericordia es hacer el bien al que te hace mal.

Pensemos que la misericordia es darle a la gente lo que necesita, no lo que merece.

Pensemos que la misericordia es ser amable con los que te ofenden.

Pensemos que la misericordia no te coloca en una posición de privilegio, sino de sacrificio.

Pensemos que la misericordia pone a las relaciones antes que las reglas, a la gente antes que las políticas.

Pensemos que la misericordia elige el amor sobre la ley, elige a Jesús y al prójimo sobre nuestro propio ego.

Pensemos…

28 05, 2017

Hablar Bien

2019-09-09T00:13:43-05:0028 mayo, 17|

Todo el día, todos los días, los mensajes nos bombardean. A algunos de estos mensajes los esperamos con ansias; es el caso de palabras de afirmación, ánimo, un rápido «te amo». Otros mensajes apenas los notamos: el último jingle de la radio, vallas publicitarias a un lado de la carretera, correos electrónicos no deseados o textos que envían a nuestros teléfonos y tabletas.

Sin embargo, entre los mensajes más importantes en nuestra vida cotidiana están los que enviamos a los demás. No es que nuestros mensajes sean más importantes, pero estos son los únicos en los que podemos controlar el contenido. ¿Qué tipo de mensajes estamos enviando?

Una palabra equivocada e hiriente puede causar dolor y arrepentimiento que, en ocasiones, perduran para toda la vida. En un momento u otro, todos hemos deseado poder retractarnos de algo que hemos dicho.   Lamentablemente, eso es imposible.

No obstante, lo que sí podemos hacer es aprender el arte de hablar con gracia.

Salomón compara a las palabras bien escogidas con joyas preciosas.  (Proverbios 25: 11-12).  No solamente son preciosas y valiosas, sino que también son difíciles de encontrar.

Seamos claros: ¡no me refiero a que seamos aduladores! Hablar bien significa usar palabras honestas, consideradas y amables, que nacen de la gracia y son motivadas por el amor. En ocasiones, eso significa que nuestros mensajes pueden ser difíciles de ser escuchados, tal vez incluso rechazados, al menos en un inicio. Pablo muestra las características de un mensaje bien expresado en Efesios: Evitar ser ásperos o groseros, hablar lo que edifica y no lo que destruye, ser sensibles y ser ejemplos de integridad (Efesios 5: 3-4, 4:25, 29). La forma en la que hablamos entre nosotros es tan importante como lo que realmente decimos. La gracia que hemos recibido para nuestra salvación se extiende también a nuestro hablar. ¡Al ser dependientes de la gracia de Dios, podemos comprometernos a amar y animarnos mutuamente!

Proverbios: 25:11-12.  El consejo oportuno es precioso, como manzanas de oro en canasta de plata.  La crítica constructiva es, para quien la escucha, como un pendiente u otras joyas de oro.

Autor: Pastor Graham Bulmer

MDC/ag

25 05, 2017

¿Mejor amiga o peor enemiga?

2019-09-09T00:13:43-05:0025 mayo, 17|

“¿Quién lo diría?  ¡Un perro cazador y un zorro, jugando juntos!”, dice el búho antes de una tierna canción, mientras Todd y Toby disfrutaban de su amistad entre risas y jugueteos por el campo.  Al final, el zorro expresa: “Toby, eres mi mejor amigo”.  “Y tú el mío, Todd”, responde el sabueso.  “El zorro y el sabueso” es una de las películas que marcaron mi infancia, la historia de dos mejores amigos que terminan siendo enemigos.  Es imposible contener las lágrimas al final.  ¿Te ha pasado algo similar?  También me cuesta contener las lágrimas al pensar en todas las amistades que empezaron con risas e ilusión, pero terminaron en dolor y quebranto.

Muchas veces, como mujer, he sentido que es más fácil tener amistades con varones (lo cual no es muy sabio), porque es más fácil y hay menos drama.  Sin embargo, después de un tropiezo muy fuerte con un “mejor amigo”, me vi en una encrucijada donde las opciones eran la soledad o el buscar profundizar la relación con mis amigas mujeres.  Opté por lo segundo, con mucho miedo, puesto que en ese instante acababa de pelear “para siempre” con dos de mis mejores amigas.  Oré y el Señor puso delante de mí un libro escrito por Sarah Zacharias Davis (hija de Ravi Zacharias), llamado “The Friends We Keep: A Woman’s Quest for the Soul of Friendship” (Las amigas que conservamos: la búsqueda de una mujer por el alma de la amistad), dedicado a las amistades entre mujeres.

Leer ese libro fue como poner un espejo delante de mí.  En todos mis conflictos con amigas, siempre asumí el papel de víctima.  Según yo, la amistad sufría por las cosas que me hacían, yo era inocente de todo.  Tal vez, si yo fallaba, era porque ellas me provocaban.  Pero en esas páginas encontré que el problema era la persona que miro todos los días frente al espejo.  Sarah Zacharias Davis escribía de cosas en las que yo había incurrido, por ejemplo, reunirme con otra mujer para hablar mal de la que yo decía que era mi mejor amiga.  Ella hacía la pregunta: “¿Por qué hacemos esto?”  Respiré profundo y decidí salir de mi papel de víctima para buscar en la Biblia cómo detener las actitudes destructivas en mis amistades.

En primer lugar, Mateo 7:12 dice: “Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas”.  Esto es lo que se conoce como la “Regla de Oro”.  Le pedimos al Señor que examine nuestros corazones y nos ayude a preguntarnos a nosotras mismas: “¿Me gustaría que mi amiga hablara de mí con las palabras que estoy usando?  ¿Quisiera yo que mi amiga contara mi secreto, como acabo de contar el suyo?”  Seguramente, la respuesta será que no.  Eso no nos gustaría.  Si has caído en esto, como yo, es hora de pedirle perdón a Dios con un arrepentimiento genuino.

En segundo lugar, Filipenses 2:3-4 dice: “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”.  Este versículo me muestra que la meta de tener una amiga no es para tener alguien con quién contar, ni para tener a alguien que me ayude, ni para tener a una persona que me divierta.  Yo tengo una amiga para buscar sus intereses por encima de los míos.  Yo tengo una amiga para que ella pueda contar conmigo, para servirla, para guiarla hacia Jesús.

En tercer lugar, Efesios 4:32 dice: “Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo”.  Es verdad, las mujeres somos un poco intensas, pero es porque para nosotras, las relaciones interpersonales son extremadamente importantes.  El problema es que la ley del pecado está en nuestros miembros y no hacemos el bien que queremos, sino el mal que no queremos (Romanos 7:15-25).  Fallamos, ofendemos, no somos amables ni misericordiosas.  Por eso es necesario pedir perdón y perdonar, pero, como dice este versículo, es como Dios nos perdonó en Cristo.  ¿Cómo es el perdón que tenemos en Cristo?  Dios no me dice: “Bueno, hijita, ya estás perdonada, pero nuestra relación no puede ser como antes”.  Dios no me dice: “Hija mía, me has pedido perdón por lo mismo y lo mismo tantas veces, que ya perdí la cuenta.  Voy a tener que cancelar tu predestinación”.  ¡No!  La Biblia nos dice que Dios se lleva nuestros pecados al fondo del mar (Miqueas 7:19), Él nunca más se acuerda de nuestros pecados (Isaías 43:25; Hebreos 8:12), aleja nuestros pecados como el oriente está lejos del occidente (Salmo 103:12).  Es así como Dios nos pide que perdonemos.

(Suspiro) Sí, es difícil.  Yo misma escribo estas palabras con temor y temblor, porque tengo frente a mí el desafío de poner en práctica lo que predico, ¡y es difícil!  Pero gracias por Cristo, por el Espíritu Santo que nos faculta para obedecer a Dios.  Oremos juntas, pidiéndole al Señor que nos dé la capacidad de obedecerle.  Esto de la Regla de Oro, de considerar a los demás como superiores a nosotros mismos y de perdonar como Dios nos perdonó en Cristo es totalmente sobrenatural, no es parte de nuestra naturaleza.  Pero Dios es especialista en hacer milagros, y no hay mayor milagro que el cambio que Él hace en nuestro corazón.  Sé valiente, no tengas miedo de escribir un correo o de hacer una llamada para pedir perdón u otorgar el perdón.  Como dice el título de un libro de Paul David Tripp, las relaciones son “un relajo que vale la pena”.

24 05, 2017

Una forma original de amar

2019-09-09T00:13:44-05:0024 mayo, 17|

Siempre me han llamado poderosamente la atención aquellas iniciativas e ideas locas que se proponen para dar a conocer la música y sus virtudes. Resulta que, en España, 52 músicos, repartidos en tres niveles en una estructura metálica de diez metros de altura, interpretaron el primer concierto vertical de música clásica. Este reto fue presentado por la Orquesta Filarmónica de España, para acercar la música de altura al gran público. En otras palabras, fue un concierto vertical para un público horizontal, todo un espectáculo.

Esto me pone a pensar que el hombre no puede desligar su vida espiritual de la vida relacional con su familia. La vida de un hijo de Dios se caracteriza por ser tanto vertical en su relación con Dios, como horizontal en su relación con los demás. Nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero, esa es una gran verdad. La Biblia nos recuerda que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.

Dios nos dice que nos creó para que tengamos una comunión eterna con Él, paz para con los demás hombres, armonía y gozo en nuestras relaciones familiares. También nos invita a poner por obra la solidaridad y el compartir con aquel que carece de lo más elemental para su día a día. Como vemos, es un amor en dos sentidos: uno vertical y otro horizontal. Es otra forma muy original y divina para dar a conocer el amor de Papá Dios.

MDC/ag

27 04, 2017

En la soltería, Jesús es el Tesoro, no el premio de consuelo

2019-09-09T00:16:02-05:0027 abril, 17|

El corazón me latía a mil por hora.  Tenía pocas semanas de haberme iniciado en el running y esta era mi primera carrera, y lo mejor era que podía correrla con mi perrita, Sisa.  El premio para el primer lugar era comida para perro durante todo un año y otras cosas más.  Cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡arranquen!  Sisa y yo salimos disparadas entre una montonera de gente y perros, dispuestas a ganar ese premio.  Creo que llegamos en el lugar 40 de nuestra categoría y no tuvimos la comida por todo un año.  Pero sí recibimos una mochilita que tenía productos, un plato para el perro y unas bolsitas para recoger las suciedades de mi mascota.  Fui feliz participando y me gustó el premio de consuelo que recibí, pero sentí tristeza (y envidia) al ver que no fui yo la que llegó primera.

Así me he sentido en la vida, al ver cómo mis amigas se casan y forman sus familias, mientras que yo sigo soltera.  Ha sido difícil estar de pie en las bodas, al frente, con un lindo vestido y unas flores, “siempre como dama, nunca como novia”.  Si leíste el artículo que escribí hace unas semanas, ya sabes que estuve a punto de casarme, pero mi compromiso se rompió tres semanas antes de la boda.  Para ser sincera, nunca me imaginé pasar de los 30 y seguir siendo soltera.  Pensaba que era algo que Dios me daría sí o sí.  En mi mente no contemplé el panorama de la soltería, y la experiencia de seguir siendo soltera me llevó a una crisis de fe.  Creía que Dios estaba dormido, o era sordo, o que simplemente no le importaba.

Pero, como dice en 2 Timoteo 2:13, “si somos infieles, El permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo”.  En medio de mi crisis, Su voz empezó a resonar con fuerza.  Yo quería que Él me dijera: “Tranquila, hija, tu esposo llegará”, pero no.  Por la izquierda, por la derecha, por delante, por detrás, por arriba y por abajo, Dios me decía: “Yo soy suficiente”.  Luché tanto con esas palabras, ¡porque yo quería mi esposo!  “No, Señor, no eres suficiente.  Perdóname, pero no eres suficiente”.  Entonces cayeron sobre mí Sus Palabras como lluvia, hasta que terminé totalmente empapada.

En Jeremías 2:13, Dios se dirige a Su pueblo y les dice: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua”.  Este pasaje sacudió todos mis cimientos.  Yo estaba en busca de esas aguas vivas (de la felicidad), pero creía que las podía encontrar en los brazos de un esposo.  Analicé mi vida cristiana y me di cuenta de que yo no estaba en la iglesia por Dios, sino más bien para que Dios me ayude a conseguir mis sueños y anhelos.  Sí, yo iba detrás de las cisternas rotas y abandoné a la fuente de aguas vivas.  Dios era un medio, no un fin.  Entonces, ¿cuál era mi dios?  No era el Dios Vivo, no.  Mi dios era el matrimonio, mi felicidad o yo misma.

La imagen de las aguas me llevó al conocido pasaje de la mujer en el pozo en Juan 4.  Ella era una mujer que había tenido cinco maridos y después estaba viviendo con un hombre que no era su marido.  Vi reflejado en ella mi deseo de ser amada por un varón y mi cadena de rechazos.  Pero ¿qué le dijo Jesús?  Sentado junto al pozo, el Señor le dijo: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna”.  El diálogo finaliza cuando Jesús le responde a su pregunta sobre el Mesías: “Yo soy, el que habla contigo”.  No, no son cinco maridos los que dan significado y valor a la vida, es ÉL, solo Él.

Mi corazón terminó de ablandarse cuando en un estudio bíblico hablamos sobre Mateo 13:44-46: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.  El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas, y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró”.  Leí el pasaje dos, tres, cinco, seis veces.  Jesús es ese Tesoro por el que vale la pena perderlo todo.  Si me quedo sin nada, pero tengo a Jesús, vale toda la pena.  Pero me di cuenta de que esa no era la realidad en mi corazón.  Ese día, oré: “Señor Dios, hoy quiero reconocer que no eres mi Tesoro, que no estoy dispuesta a perderlo todo para quedarme contigo.  Pero sí quiero que seas mi Tesoro, ¡cambia mi corazón!  ¡Renueva mi mente!  Por favor, haz que yo Te vea como el Tesoro que eres”.

No sé qué es lo que Dios tendrá para mí o para ti en el futuro, solo sé que, casados o solteros, Jesús es suficiente.  Antes de terminar, quiero que sepas que yo te entiendo.  Sé que es difícil sentir que Jesús es suficiente.  Hoy te desafío a que le pidas al Señor que te haga ver la grandeza de la muerte de Cristo en la cruz, de la salvación que Él te ha dado, sin merecerlo.  Te animo a que mires a tu alrededor y veas que todo es gracia.  Hoy oro por ti, que lees estas palabras, y le pido al Señor que Él te muestre que de verdad es suficiente y que es un Tesoro, no un premio de consuelo.  Ora también por mí, porque es algo que cada día tengo que recordar y es una verdad a la que cada día me tengo que aferrar.  Recuerda que el matrimonio no es eterno (Mateo 22:30), pero la Palabra del Señor, el Verbo, el Logos de Dios, Jesús, permanece para siempre (1 Pedro 1:24-25).

 

María del Carmen Atiaga

Teóloga, traductora en intérprete

[email protected]

MDC/ag

3 03, 2017

¿Deseas un príncipe cristiano? + test

2019-07-07T04:57:15-05:003 marzo, 17|

Amigas, este post es un poco largo y trata sobre una situación que he visto en la iglesia cristiana y en varios grupos de jóvenes. Les invito a leerlo, esperando que sea de bendición para ustedes.

Cuando era más joven frecuentemente pensaba en el hombre que Dios estaba preparando para mí. Me imaginaba que sería alguien cristiano, probablemente un misionero, un músico de la alabanza o un líder en la iglesia. Alguien que amara a Cristo sobre todas las cosas, que me cuidara, de quién estaría orgullosa de llamar mi enamorado, con quien me casaría y probablemente comenzaría una familia.

Mi imagen de aquel hombre de Dios constantemente llenaba mis oraciones. Pedía que fuera alguien seguro, valiente, que no le temiera a nada y que me amara.

Cuando hablaba de este tema con amigas cristianas o con una que otra líder siempre terminábamos con frases como “Cuando esperas en Dios, Él siempre te dará lo mejor”, “Dios está preparando un hombre para ti”, “Jesús escribe tu historia de amor” o “Dios ya ha elegido a alguien”. Estas palabras llenaban de esperanza mi corazón y me impulsaban a orar más por esa persona.

Un día, mientras conversaba con una amiga ella me preguntó, ¿Gaby, y que pasa si nunca llega esa persona? ¿Cómo sabes que Dios te ha prometido a alguien?

Lo que dijo, retumbó en mis oídos durante semanas.  Estaba confundida, no sabía que pensar o qué responder.

Poco a poco y gracias a la Palabra de Dios y a mujeres piadosas, me di cuenta que mi enfoque hacia el deseo de tener un chico cristiano era egoísta. La Biblia nos dice que nuestro corazón es muy engañoso, una máquina de ídolos que es movido por intenciones y deseos que nos manipulan.

Con esto no quiero decir que querer a alguien piadoso esté mal o sea pecado, el problema está en que muchas veces utilizamos a Dios como un medio para obtener lo que anhelamos.

De esta manera, el deseo se vuelve un ídolo y Dios una clase de papá Noel que no nos puede decir que no y que nos tiene que cumplir lo que queramos.

En la Biblia, Dios no nos promete a un chico cristiano que nos guíe hacia Él. Su más grande promesa es su propio Hijo que dio su vida por nosotros en un amor totalmente sacrificial.

Jesús es quien nos guía hacia Dios mismo y su Espíritu Santo quien nos apunta a su gran obra en la cruz. El Señor no es un medio, Él es la meta.

Nosotras debemos hallar la suficiencia total en Jesús. Nuestro corazón debe descansar en Él hasta llegar al punto de decir como David “¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?” Salmos 73:25 y no esperar por alguien que nos hace falta, que nos llene o que nos complemente.

Nuestra esperanza no debe estar puesta en tener a una persona a nuestro lado sino en saber quién es el Dios soberano de la Biblia y cuáles son los deseos que tiene para nuestra vida.

Nuestra oración debería ser “Señor, ayúdame a conocerte a ti, guíame en tu verdad, santifícame en tu Palabra y que se haga tu voluntad y no la mía”

Amigas, Dios no nos debe nada. Disfrutemos nuestra soltería, disfrutemos cada día aprendiendo más de Él y si es su perfecta, buena y agradable voluntad, nos dará lo que es mejor para nuestras vidas.

Puedes orar por una persona pero que esto no se convierta en lo principal de tu relación con Dios o en las publicaciones diarias de tu Facebook.

A continuación hay algunas preguntas que te ayudarán a reconocer si tu enfoque hacia está área del corazón está equivocado.

  1. ¿Cada vez que conozco a un chico nuevo me pregunto si es el que Dios tiene para mi vida?
  2. ¿Frecuentemente pienso que esperar en Dios significa que de ley me tiene que dar a alguien?
  3. ¿Si puedo en ver mi futuro y no ha aparecido la persona que quiero, Cristo es suficiente?
  4. ¿Algunas de mis publicaciones en las redes sociales son acerca del hombre que Dios está preparando para mí o de mi larga espera por el “indicado”?
  5. ¿Mi actitud sobre quién es Dios y lo que hace cambiaría si nunca llega un chico a mi vida?
  6. ¿Creo que si espero en Dios me va a dar lo que quiero?
  7. ¿Mi corazón busca sentirse amado por alguien más aparte de Dios?
  8. ¿Utilizo ejemplos de la Biblia como Sarah y Abraham, Rebeca e Isaac, Raquel y Jacob, Ruth y Booz, etc… para soñar con alguien?

Si la mayoría de tus respuestas fueron sí (excepto por la número 3) pídele a Dios que te ayude a evaluar tu corazón, sus deseos y sus motivaciones sobre el enfoque de “la persona que esperas”. Recuerda que esto es un proceso, y que lo único que es importante saber es que Dios te dice “no es esto o aquello, SOY YO. Búscame a mí”.

Realiza tu donación mediante Transferencia Bancaria