No sabe resolver conflictos

Conversa con cualquier pareja y lo más probable es que te dirán que la clave del éxito es la comunicación. Para que haya comunicación debe haber voluntad de ambos lados, tanto de comunicarse como de entender al otro. Se ha demostrado que el conflicto es parte esencial de cualquier relación sana. Las relaciones se fortalecen cuando hay cooperación y resolución mutua, algo que muchas personas hoy en día no saben hacer.

Este problema se puede demostrar de muchas formas:
Puede que la persona se quede callada o diga que no quiere hablar, cuando hay un conflicto. Otra estrategia es cambiar de tema, si se toca un punto sensible tratan de distraerte con detalles bonitos o desviar la conversación hacia otra cosa. Una tercera táctica es echarte la culpa y no asumir ninguna responsabilidad, porque si pueden hacer que te sientas culpable ellos evitarán confrontar el tema en sí mismos.

Debes estar atento/a a este tipo de comportamientos. Pregúntate, ¿cómo reacciona esta persona cuando hay conflicto, quiere tratar el tema o lo evita? Si tu pareja no tiene una forma correcta de lidiar con conflictos en su vida esos conflictos se van a acumular hasta estallar. Esto demuestra una falta de madurez al igual que inseguridad.

Proverbios 16:7
Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él

No te toman en cuenta

Se ha demostrado que cuando hacemos una publicación en redes y recibimos admiración (like) nuestro cerebro se llena de endorfinas. Es una reacción similar a la que nos dan los éxitos en la vida, deportes extremos y sustancias adictivas. Entonces nuestro cerebro está condicionado a buscar la admiración de los demás. Estamos creando un mundo de personas egoístas viviendo en el rectángulo de sus pantallas.

Entonces no es de sorprendernos cuando en nuestras relaciones la otra persona esté más interesada en sí misma que en mí. Una relación debe ser un acuerdo mutuo donde ambos cedemos el uno al otro, donde cada uno busca el interés del otro y juntos formamos algo mejor. Pero hoy en día es muy común encontrarse con alguien que solo busca llenar su ego con mis palabras y nunca me alimenta el autoestima.

Si notas que tu pareja habla constantemente de sí misma y casi no se interesa en ti, o si ves que durante una conversación logra siempre manipular el tema para hablar sobre lo que ellos quieren y les interesa, sobre su propia vida, esa persona nunca va a darte lo que necesitas para una relación sana. Va a exprimir hasta la última gota de tu atención hasta dejarte vacío y cuando no pueda recibir más de ti, buscará alguien más que sí se lo dé. Evita éstas personas por tu bienestar.

Filipenses 2:3
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo

No tiene tus mismos valores de vida

Piensa por un momento qué valores rigen tu vida. Cuales son tus creencias más básicas que hacen que tomes ciertas decisiones. No solo hablo de temas religiosos, aunque son lo más importantes. Pero incluso temas como: educación, trato animal, medio ambiente, respeto a autoridades, ética laboral, familia, etc.

No es solo porque Dios lo dice o porque el pastor me dice que así es, sino que es lógico. Todos tenemos patrones básicos por los que guiamos nuestras decisiones, ésto determina cómo actuamos y llevamos nuestra vida. Así como nos sorprendemos cuando alguien comete un crimen o hace algo tabú en la sociedad, te vas a sorprender de las cosas más simples cuando tu pareja reaccione como no esperas.

Iniciar una relación con alguien de valores distintos es como empezar una caminata en direcciones diferentes, por un tiempo puede que estén cerca y todo se vea bien, pero con el tiempo esa distancia incrementa hasta ser irreconciliable. Busca alguien que tenga los ojos puestos en el mismo objetivo. Evítate mucho dolor y busca una pareja que tenga los mismos valores y creencias que tú.

2 Corintios 6:14
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?