Tengo una perrita: Kooky (en la imagen). Cada día aprendo algo nuevo de ella. Cada día me enamora más. Cada día quiero ser más como ella.

1. Lealtad

Los perros han mostrado definitivamente que su lealtad es sin igual. Si alguna vez has visto «Hachi» o «Ese episodio de Futurama» sabes que la lealtad de los perros es algo hermoso. He visto a mi perrita rechazar comida, comodidad y diversión por estar a mi lado, sin dudarlo un segundo. En el parque puedo seguir corriendo sin esperarla porque sé que ella puede ir, correr, oler pero nunca se quedará, cuando me ve un poco alejado corre con todas sus fuerzas hacia mi. Ella no le pone atención a nadie más si está conmigo.

Si tu les das tu amor y amistad ellos te amarán hasta que la muerte los separe y más.

2. Amor incondicional

Por alguna razón la perrita de nuestro hogar es muy apegada a mi, más que con cualquier otro de la familia y yo la quiero con todo mi corazón. Por esto también recae en mi corregirla de vez en cuando.

En una ocasión hizo algo que me enojó demasiado y admito ahora que mi castigo fue más cruel de lo que debió ser, me equivoqué (tranquilos, no fui abusivo ni violento, sólo que el tamaño del castigo no coincidió con el delito). Pero en ningún momento disminuyó su amor por mi. Después del acto ella me miró con ojos grandes, pidiendo perdón y mostrando más amor que nunca. Cada día derrite mi corazón de hielo.

Un perro entrega su corazón entero y nunca lo reclama, por mal que lo trates.

3. Confianza total

El temor es parte inevitable de la vida, pero confiar en alguien es darle la razón a esa persona por encima del temor. En algunas de nuestras aventuras en la naturaleza, Kooky y yo nos encontramos con caminos difíciles de cruzar. Sin embargo nunca he visto a mi perrita dudar. Donde yo voy, ella va. Si yo le digo que salte, ella salta. Si le digo que espere, espera. Ella confía en que yo conozco cuál es el mejor camino para nosotros, incluso cuando ella no esté tan segura.

La confianza de un perro en su humano está por encima de su razonamiento individual.

4. Nunca juzgan

El perro es un animal completamente noble. Ellos no tienen ni un gramo de maldad en su cuerpo, no la conocen y no la esperan de nadie. Puedes ser un asesino en serie pero tu perro nunca te va a ver como una mala persona, ellos sólo ven la bondad en ti por feo, aburrido, molestoso, arrogante o malo que seas. Kooky nunca discrimina a la gente o a los perros por su color, raza, estado económico… siempre mueve su cola, los huele y quiere jugar.

Los perros te ven como ser humano, sin importar que seas diferente a los demás.

5. Siempre tienen tiempo para ti

Yo tengo ocupaciones, tengo responsabilidades, tengo hobbies, tengo amigos y todo eso ocupa mucho de mi tiempo. No siempre tengo tiempo para jugar o estar con Kooky pero ella SIEMPRE tiene tiempo disponible para mi. No debo preguntarle si está ocupada, si tiene un momento para pasear, si quiere jugar… ella siempre estará lista a pasar tiempo conmigo. Cada día que me saluda lo hace como si no me hubiese visto en años.

Para un perro tu eres su persona favorita y siempre querrá pasar tiempo contigo.

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¿Puedes pensar en alguien que te trate así?

¿Puedes decir que eres así con alguien?

¿Con Dios?

Por eso y por mucho más es que cada día quiero ser más perro. Quiero aprender a amar y confiar como ella lo hace; en Dios y en las personas.