Al crecer, tuve la suerte de tener dos padres cristianos maravillosos. Y estoy tan agradecido! Estas son las razones por las que estoy agradecido a Dios por ellos:
1 – Me Aman
En el siglo 21, necesitas un lugar donde te puedas sentir amado y aceptado. Muchos de mis amigos buscaron el amor y la aceptación en los compañeros, en internet, o en novios y novias. Pero yo sabía que siempre podía ir a mis padres, y tendría la sensación de ser amado y aceptado por ellos.
2 – Me enseñaron autocontrol
Como un niño que crece, no me gustaba muchas de las enseñanzas que mis padres me enseñaron. Quería comer YA! – no espere a la cena. Quería comprar y preocuparme de pagar por ello más tarde.
Pero las resoluciones de mis padres en esos momentos construyeron una actitud muy útil para mí. Entendí que no necesitaba la satisfacción inmediata de todo (muy diferente al mensaje que el mundo me estaba dando!)
3 – Modelaron un hermoso matrimonio
El matrimonio de mis padres siempre se caracterizó por el amor y el respeto por el otro, sin importa cuáles eran las circunstancias externas. Ser testigo de esto mientras crecía me ha enseñado exactamente lo que se debe aspirar en matrimonio.
4 – Me enseñaron a amar la Palabra de Dios y la oración
Modelaron los hábitos de lectura de la Biblia y fueron siempre fieles a la oración puede recorrer un largo camino. De niño, vi que mis padres hicían una prioridad de orar todos juntos en la mañana.
5 – Me dieron oportunidades para la comunión
Mis padres eran siempre activos en ayudar a conectar a la familia con la iglesia. Al igual que iban a la iglesia un domingo, también me dieron la oportunidad de hacer amigos. Los domingo iba a la escuela dominical, y mis padres siempre me animaron a invitar a mis amigos de la iglesia a compartir más tiempo.
6 – Me apoyaron en mis decisiones
Si quería tocar el piano o estar en el equipo de baloncesto, mis padres siempre estaban allí para ayudarme a perseguir mis sueños y me animan a trabajar duro en todo lo que me propusiera.
7 – Me animaron a servir
Desde una edad muy temprana, mis padres me encontraron oportunidades para servir, y me animaban a hacerlo. Recuerdo ayudar en la iglesia, dar de comer a los niños en el vertedero de basura, y ayudar a construir casas a los necesitados.
Eso, junto con su propio modelo de servir desinteresadamente, me ayudó a construir tanto las habilidades y el deseo de seguir sirviendo a Dios en estos y otros aspectos.
Estas siete cosas siguen siendo la base de lo que soy como cristiano hoy en día. Es como si ellos son los pilares que han construido mi vida entera y eso es un legado muy valioso! Son estas las cosas que espero transmitir a mis propios hijos.