“Tal vez esta generación se cansó de despertar por la mañana pensando la manera en la que conquistará a su amad@.”(Anónimo, 2018)
A diferencia de muchos jóvenes de hoy en día, yo aún creo en el romanticismo y pienso que esta generación lo mal interpretó con cursilerías y meloserías superficiales.
Es decir: rimas baratas que pretenden ser poesía, regalos caros sacados de mostradores en centros comerciales o una salida sinsabor hacia un restaurante costoso. ¿Dónde quedó la sorpresa, la creatividad y la espontaneidad? Tal vez mi generación está acostumbrada a que les den todo hecho y la secuela de esto se ve reflejado en jóvenes conformistas, sumergidos en el quemeimportismo y el típico: «ya nada. Sí le gusta bien si no me busco otr@.”
Lo peor no es que haya muerto el romanticismo si no que esta muerte se le atribuye a un proceso largo en que nos acostumbramos a tenerlo todo resuelto.
Si ponemos todo en un escenario y nos fijamos cuidadosamente encontraremos: muchos jóvenes encarcelados en una prisión sentimental con miedo al compromiso y en donde no pueden expresar sus sentimientos y cuando lo hacen son guiados por la industria cultural es decir por las historias en Netflix o internet. Vamos a enamorarnos de la manera correcta sin apuros ni excesos, pero originales, reales, sin fingimientos ni exageraciones.
Por eso aconsejo a los que me rodean: lucha, pelea, juégatelas por alguien como en aquellos tiempos que no podías ver si ella o él te dejó en visto. Vístete y construye una historia de amor: única e irrepetible, con detalles nuevos y creativos. Construye un poema, un dibujo o un regalo con tus propias manos. Es escalofriante regresar a ver a un joven que no puede expresar sus sentimientos y que al hacerlo busca las vías más rápidas y sencillas.
Si tú también formas parte de los pocos que aún podemos decir: muero de amor y no tengo miedo a expresarlo, guarda eso para entregárselo a alguien que valga la pena, no lo derroches en cualquiera no vaya a ser que te rompan el corazón.
Querida generación…
Clamo para que ese romanticismo no se apague y que al momento de amar lo hagamos de una manera correcta pero desbordando pasión y entrega y si no te quedó claro te invito a leer mi libro favorito escrito por alguien llamado Juan: en el capítulo tres, el verso dieciséis.