Jesús vino a este mundo para enseñarnos a cómo vivir, a ser luz. Dejó su comodidad por la humanidad. Vivió como ser humano, pasó hambre, dolor, engaño, marginación, rechazo y en medio de esto nos mostró justicia, paz, gozo, amor, paciencia y nos dijo “yo les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” (Juan 13:15).
En el tiempo actual vemos que lo bueno es visto como malo y lo malo como bueno. Nuestros hermanos, hijos, primos, amigos están creciendo en un mundo influenciado por famosos que, en la mayoría, no inculcan principios. La pregunta es ¿qué hacemos como iglesia?
Si la iglesia hace oídos sordos para los problemas o inquietudes de los jóvenes por seguro ellos buscarán respuesta en otro lugar y es probable que sea el equivocado. Si no escuchamos el dolor de nuestros amigos, ellos buscarán una salida con otros métodos. Si como iglesia no enseñamos el valor de la familia, ésta se desintegrará.
El mundo está como está. No podemos quedarnos en la banca mirando como éste sigue destruyéndose. El papel de la iglesia es seguir el ejemplo de Jesús, anunciar al mundo las buenas nuevas con amor.
Si eres joven busca maneras de ser luz en tu ambiente. Ves que a tu compañero de clase lo pegan unos fortachones ¿qué haces? ¿callas o levantas la voz para defenderlo?
Y como dice Santiago Benavidez en una de sus canciones: “Si no llenamos la tierra con la vida de Jesús, entonces la oscuridad se disfrazará de luz”. Es nuestra responsabilidad mostrar el ejemplo del Señor y te reto a que lo hagas.
ESCRITO POR: Linda Espín