Imagínate esta situación (o recuerdala): Estás esperando el bus, se te acerca alguien a pedir dinero, pero antes de que saques una moneda él tiene cuchillo en mano y te pide que elijas entre tu celular o tu vida.
Dos opciones y como la adrenalina te acelera el pensamiento, tienes tiempo de considerarlas.
Por un lado puedes actuar por defender el celuar que tanto amas; que usas para escuchar musica, ver Netflix, chatear, Facebook, incluso tienes aplicación para bajar de peso o para mantenerte activo, tienes contactos, fotos, mensajes personales, en fin: una vida entera que te costó mucho.
Por otro lado puedes actuar por defender tu vida. Sin importar las situación particular hay algún riesgo a tu salud si él te ataca. Mínimo te corta y te deja cicatriz; en el peor de los casos puede dañarte un órgano o cortar una arteria principal, y eso puede arriesgar gravemente tu vida, sin hablar de costarte miles de miles en el hospital.
Con cualquier opción arriesgas tu vida. Pero hay una que está respaldada en «la nube» y otra que te puede mandar a tí «a las nubes».
¿Cómo actuas?
Yo decidí entregar mi celular. Aún no estoy seguro si habría un escenario donde podía conservar ambas cosas, pero preferí no averiguarlo.
Gracias a Dios, no todas las decisiones se deben tomar con tanta adrenalina en el sistema, pero aún es importante que elijas bien. ¿Qué carrera estudiaré? ¿Con quién me casaré? ¿Me tomo un año de mochilero? ¿Debo publicar esa foto?¿Qué haría Jesús?.. y la más importante de todas:
¿En qué pongo mi fé espiritual?
Te recomiendo que no esperes a que se te presente una situación difícil que te obligue a tomar éstas decisiones. Toma tu desición ahora, con sabiduría y mantente fiel a lo que crees.
Escrito por: Bryan Rubio