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2 06, 2024

Hijos de Dios: ¿Cómo parecerte al Padre?

2024-06-02T07:32:21-05:002 junio, 24|

 

Leer: Romanos 8:14-17; Juan 1;12

Cuando nace un bebé es común que la gente diga algo como. «Mira, tiene los ojos del papá.» O «Es igualito a la mamá».

Mi pregunta para tí es: Cuando una persona mira tu vida ¿A quién te pareces?

¿Pareces un hijo de Dios, o pareces hijo de alguien más?

1.Un hijo de Dios conoce a su Padre

Muchas veces he visto a un padre con su hijo y veo que son iguales. Hablan similar, actuan similar, incluso puede que estén vestidos de manera similar. ¿Pero cómo logra el hijo aprender tanto de su Padre? Pasando tiempo con él.

Lo más importante para parecernos a nuestro Padre celestial es pasar tiempo con Él. El salmista cuenta que desde el vientre de nuestra madre, como padre tierno, Dios nos conoce y nos ama. Él desea pasar tiempo con nosotros. Pero como adolescentes rebeldes, nos alejamos del Padre y ya no pasamos tiempo con Él. Ya no recordamos el sonido de su voz, no conocemos sus hábitos, sus gustos. Confundimos lo que Él quiere que hagamos con otras cosas, porque no hemos pasado tiempo hablando con Él y escuchándolo a Él.

Si tu quieres ser considerado un hijo de Dios (cristiano), debes pasar más tiempo con Él y reconocer su voz cuando te habla. Debes conocer a tu Padre. Habla con Él en oración y escucha su voz leyendo la Biblia constantemente.

2.Un hijo de Dios imita a su Padre

Cuando empiezas a pasar tiempo con una persona, inevitablemente empiezas a parecerte a ellos. Tus gustos de comida, de música, de entretenimiento… entre más tiempo pasan juntos, más se conocen y más se parecen entre los dos.

De igual manera cuanto más tiempo pasas conociendo a Dios, más empiezas a parecerte a Él. Empiezas no solo a reconocer los gustos de Dios, sino que se vuelven tus gustos también. Empiezas a ver lo que no le gusta y tampoco a tí te agrada. El progreso natural de pasar tiempo conociendo a Dios es que Su naturaleza santa empieza a reflejarse en tu vida.

Muchas veces la gente dice «Es muy dificil, ¿cómo puedo hacer lo que Dios me pide?». Es imposible. Tu naturaleza humana no te lo permite. Pero mientras más tiempo pasas conociendo a Dios, más cambia tu naturaleza. Y cuando es Cristo el que vive en ti, ya no tienes la misma naturaleza de antes, y entonces pensarás «Es muy dificil, ¿cómo voy a hacer algo que no le agrada a mi Padre?»

3.Un hijo de Dios hereda de su Padre

Los padres casi siempre acumulan riquezas para poder entregar a sus hijos como herencia. Se esfuerzan toda la vida para que al partir, sus hijos puedan tener suficientes recursos para continuar una buena vida. Y nuestro Padre Celestial es similar.

La diferencia con la herencia de Dios es que no depende de su muerte sino de la nuestra. Cuando morimos a nuestra naturaleza humana y permitimos que Dios tome el control de nuestra vida, entonces empezamos a heredar lo que tiene Dios para nosotros. La vida eterna no es algo que esperamos al morir físicamente, es algo que empezamos a disfrutar desde aquí en ésta vida, porque la vida eterna es una vida junto al Padre (Juan 17:3).

Como al hijo prodigo, Dios nos entrega nuestra herencia antes de la muerte, pero de nosotros depende qué hacemos con ella. ¿Vamos a desperdiciar lo que Dios nos ha dado? o ¿Vamos a utilizarlo como Él quiere?

 


 

Lo importante de ser hijos de Dios no es el título, o las riquezas del cielo, o algún conocimiento especial. Es simplemente el conocer al Padre, estar cerca del Él, pasar tiempo con Él. Pero la pregunta que debemos hacernos es:

¿Estoy actuando como hijo de Dios? ¿Hago honor a la familia de mi Padre? ¿O debo cambiar la manera en que vivo?

19 05, 2024

Paz que sobrepasa todo entendimiento

2024-05-19T07:25:09-05:0019 mayo, 24|

Todos tenemos conflictos en la vida y sentimos que, por razones desconocidas, se nos quita la paz que tanto valoramos. En momentos así es difícil entender por qué, siendo cristianos, Dios permite que cosas tan difíciles sucedan. Quizás en este momento estas luchando con algunas preguntas sobre la bondad y la soberanía de Dios. Tranquilo, es completamente normal. Pero si miramos al Evangelio quizás podemos encontrar otro punto de vista.

A continuación 4 principios bíblicos sobre la paz que Dios nos ofrece:

El mundo, por naturaleza, está en contra de la paz

Desde el inicio de la Biblia, en la creación del mundo vemos que el todo era perfecto y equilibrado, estaba en un estado sereno de comunión perfecta con Dios. En otras palabras, el mundo estaba en perfecta paz.

Pero los cristianos conocemos el siguiente evento en esta historia. Entró el enemigo en escena, engañó y arrastró consigo a nuestros primeros padres, quienes nos arrastraron junto con ellos a la perdición eterna de nuestras almas: el pecado.

Desde entonces todos decimos como el rey David en Salmo 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” Desde el nacimiento todos entramos al mundo en pecado y el pecado nos lleva a estar en enemistad con nuestro Creador -Efesios 2:3-. ¿Entiendes que esto significa que desde el huerto del Edén el mundo nunca ha tenido paz?

Entonces muchas personas preguntan:
¿Por qué Dios trae tragedias y castigos a nuestra vida?
¿Por qué nos quita la paz?
¿Dónde estaba Dios en esta tragedia en mi vida?

Cuando deberíamos estar preguntándonos:
¿Por qué nos alejamos constantemente de Dios?
¿Por qué no podemos volver a estar en paz con nuestro Creador?
¿Por qué la tendencia natural de mundo es rebelión y conflicto?
La respuesta: El pecado.

Nuestro corazón pecaminoso se aleja de la perfecta comunión con Dios. El primer paso a la reconciliación de la paz con Dios es reconocer que nosotros lo hemos ofendido en pecado y destruimos la paz que Él estableció desde la creación. Debemos asumir responsabilidad por nuestras acciones pecaminosas como raza humana.

Sin embargo, hay esperanza para la humanidad. Romanos 5:10 dice que tenemos esperanza de paz en Dios. No porque nosotros busquemos la paz, sino porque Él nos ofrece la paz:

“Cuando éramos enemigos de Dios, él hizo las paces con nosotros a través de la muerte de su Hijo”
– Romanos 5:10a

Dios quiere que tengamos paz (en Él)

Muchos se preguntan: ¿por qué Dios no quiere que tengamos paz? ¡Veo tantos conflictos en mi vida!

¡Dios sí quiere que tengas paz! Lo dice repetidamente en su palabra:

“[Dios] hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura.”
– Salmo 85:8

“Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera”
– 2 Tesalonicenses 3:16a

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.”
– Juan 16:33a

Una y otra vez nos repite que desea traernos paz, pero como dice en Juan 14:27. Nos da una paz que no es como el mundo la conoce. Para el mundo la paz es la ausencia de conflicto, pero Dios sabe que la paz es algo mucho más grande que eso. Nos ofrece una paz más grande que la que conoce el mundo. La maravilla del amor de Dios es que, aunque nosotros lo ofendimos eternamente, Él es el gran reconciliador y, a pesar de todo, nos ofrece su paz.

La Paz no es ausencia de conflicto

La Real Academia de la lengua es sus definiciones de la palabra “paz” ofrece conceptos como “Situación en la que no existe lucha armada” o “Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos”. Esta definición es el concepto que el mundo tiene generalmente sobre la paz. Pero es muy limitado para lo que Dios define como paz.

Dios no promete quitarnos toda aflicción. Más bien promete que como cristianos parte de nuestra vida será la aflicción. Jesús hablaba a sus discípulos conociendo bien que todos sufrirían persecución y la mayoría entregarían sus vidas por el evangelio, pero aun así les dijo que no se angustien, porque Él ya ha vencido al mundo.

La paz del cristiano no está en una ausencia de conflictos, está en la certeza que el Dios que está con nosotros es mayor que el que está en el mundo. Está en la confianza que más allá de esta vida nos espera algo mejor. Está en la confianza que, aunque somos indefensos e impotentes ante las circunstancias a nuestro alrededor, aun así tenemos un Padre que nos ama profundamente y “obra todas las cosas para bien de quienes lo aman”, incluso las que no parecen traernos paz.

El apóstol Pablo hacia el final de su carta a los Filipenses les dice que no tengan afanes, que confíen todo en Dios. Pero quiero recordarte que cuando Pablo escribió esta carta estaba encarcelado y sufriendo juicio de gobiernos corruptos, simplemente por amar a Cristo. Pablo no perdió la paz aún sufriendo en prisión, porque su paz no estaba basada en sus circunstancias, en la carne, sino en la seguridad eterna de su salvación en Dios. Por eso puede decir:

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
– Filipenses 4:6-7

Dios es Paz

¿Entonces qué es la Paz?

Salmo 46:10 dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;”

¡Qué maravillosa definición de paz!, “estar quietos”. Cuando estamos en conflicto y perturbación estamos continuamente buscando qué hacer, pero cuando estamos completamente en paz podemos sentarnos, descansar y estar en completa quietud.

El profeta Isaías en su libro describe los títulos del Mesías que vendría en un pasaje que leemos comúnmente en Navidad, Isaías 9:6. El último de estos títulos de Cristo es “Príncipe de Paz”.

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”
– Isaías 9:6

Es posible que en esta vida no conozcamos la verdadera razón detrás de nuestras aflicciones. Hay cosas que suceden que no tienen explicación. Cosas que nos parten el corazón en miles de pedazos. Pero aún así Jesús dice “confía en mi, soy el Príncipe de Paz.” Filipenses 4:7 describe la paz de Dios como algo que “sobrepasa todo entendimiento”. Nosotros no somos llamados a entender, simplemente somos llamados a tener fe (confiar) en Dios.

No conozco cuál es tu situación actual, pero quiero que pienses por un momento en los cristianos alrededor del mundo que están sufriendo por simplemente creer en Dios, así como Pablo y los demás Apóstoles. Quiero que pienses en China, Nigeria, Pakistán, Corea del Norte… Incluso cuando las personas saben que pueden perder su vida por leer el Libro de Dios, aún cuando bombas estallan junto a ellos y sus seres queridos mueren, ellos mantienen su confianza en Dios, pero ¿por qué confían en Dios?
Porque en medio de cualquier conflicto saben que sus vidas están en las manos del Príncipe de Paz.

 

Porque Dios es Paz.

1 10, 2023

Una vida que demuestra sabiduría

2023-09-30T21:11:56-05:001 octubre, 23|

Lectura: Santiago 3:13-18 «La sabiduría de lo alto»

Santiago en su carta a las iglesias escribe de su experiencia cómo debe ser la vida del creyente. En el tercer capitulo habla sobre cómo es la vida de una persona que refleja sabiduría. Todos quisiéramos ser conocidos por nuestra sabiduría, pero no todos damos evidencia de eso en nuestra vida. A continuación 3 cosas que deben ser parte de tu vida si realmente tienes una vida de sabiduría en Dios.

Mide sus palabras

Al inicio del capitulo 3 Santiago nos habla sobre la lengua y el poder de la lengua. Nos da a entender que con una parte tan pequeña del cuerpo tenemos la capacidad de ayudar o destruir a las personas. Así como una chispa puede producir un terrible incendio, una palabra fuera de lugar puede consumir relaciones enteras y lastimar grandemente a la gente.

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, !cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

Santiago 3: 5

Seguro conoces a alguien no sabe medir sus palabras y mucho menos cuándo es apropiado callar. Es incomodo estar en la presencia de gente así. Santiago nos anima a medir nuestras palabras cuidadosamente porque tienen gran poder. En proverbios 13:3 dice «El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.» Entendemos que es mejor cuidar las palabras que usamos y de ser posible mejor callar. Santiago termina hablando sobre la lengua haciéndonos reflexionar que muchas veces somos de doble discurso o nuestras acciones no coinciden con lo que sale de nuestra boca.

Por lo cual nos lleva al siguiente punto…

Vive en Integridad

Si medimos nuestras palabras es lógico que midamos nuestras acciones. Sería absurdo ver que nuestra boca diga una cosa mientras hacemos otra. En ocasiones la gente dice «Haz lo que digo, no lo que hago» a manera de excusar que su comportamiento no coincida con su mensaje, pero Santiago nos dice que esto nunca debe pasar con el seguidor de Cristo.

 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

Santiago 3:13

Básicamente dice: ¿Piensas que eres sabio? Demuéstralo con tus acciones. Es triste pero nos confrontamos con esto todos los día en el mundo. Casos de cristianos y lideres de iglesia que en la iglesia dicen una cosa pero a escondidas hacen otra. No solo en los «pecados grandes» sino en lo más simple. Santiago dice que si nos creemos sabios pero tenemos celos, amargura, rencor, orgullo o mentira en nuestra vida, es una sabiduría animal, terrenal y hasta diabólica. Pero la sabiduría de Dios «es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía«. Al final de es pasaje lo resume nuevamente en integridad «sin incertidumbre ni hipocresía».

Una vida así nos va a llevar inevitablemente a tratar bien a los demás y el último punto…

Busca la Paz

Santiago menciona que el fruto o el resultado de una vida que mide sus palabras y vive en integridad es inevitablemente la paz.

Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

Santiago 3:18

¿Qué significa vivir en paz? No puede significar nunca tener conflicto con la gente, porque vemos que Jesús y sus discípulos tuvieron constantemente conflictos con los lideres religiosos y hasta perdieron su vida a causa de eso. Entonces Santiago debe hablar de algo diferente cuando habla de una vida de paz.

Al inicio del siguiente capitulo habla de los «pleitos entre vosotros». Entonces Santiago está hablando de una vida que no tenga contiendas con los demás miembros del cuerpo de Cristo. Esto tiene sentido a la luz de pasajes como Juan 17 donde Jesús pide a Dios unidad para la iglesia. Entendiendo que la iglesia debe ser ejemplo y luz al mundo, la Paz empieza por la iglesia y por los hermanos pero inevitablemente se extiende en acción de amor hacia el resto del mundo. Y considera que la paz no es simplemente estar sin conflicto, sino activamente buscar sanar las relaciones. Dios no nos llama a ser pacíficos, sino pacificadores (Mt 5:9).

 


 

Mide tus palabras hacia los demás miembros de la iglesia. Trata con amor a las demás congregaciones. Y busca no solo evitar conflictos, sino activamente fomentar la paz con tus acciones. Si haces esto hacia tus hermanos y el mundo estarás demostrando que tienes verdadera sabiduría.

18 09, 2022

Los cánticos de la Biblia

2022-09-18T07:23:41-05:0018 septiembre, 22|

Casi nada logra conectarse con nuestras emociones y nuestra alma como las canciones. Cuando hemos sufrido un desamor, solemos escuchar música que refleja nuestras emociones. Cuando estamos alegres, oímos música energética y alentadora. El gran autor de la Biblia (Dios), lo sabe bien, por lo cual ha decidido incluir canciones que conecten con nuestro corazón. Si necesitas sentir más esperanza en tu vida te animo a leer los cánticos en la Biblia. Desde los Salmos hasta los cánticos de Moisés, Ana, María, entre otros, podemos aprender varias cosas que nos pueden llenar de esperanza.

1) No está mal lo que siento, es normal

Cuando miramos los cánticos en la Biblia vemos una gran variedad de expresiones. Desde expresiones de alegría, hasta expresiones de gran tristeza o temor, los salmistas nos demuestran que parte de la vida humana son las emociones.

A través de los años en muchas iglesias nos han metido en la cabeza la idea de “un cristiano siempre debe estar alegre” o cuando nos sentimos mal nos dicen “hermano, no debería sentirse así, porque…” Pero cuando Cristo se encontró con personas en gran dolor y necesidad nunca les dijo “no es correcto que sientas esto”. Más bien reconoció sus emociones, los confrontó, y les dió el camino de salida (Cristo mismo).

Si Cristo fue capaz de entristecerse cuando supo que su amigo Lázaro había fallecido hasta el punto de llorar por él (sabiendo bien que iba a resucitar), entendemos que es normal sentir emociones. Por eso cuando leemos en los salmos que hay angustia, enojo, indignación, depresión, frustración y muchas emociones más, debemos entender primero, que el sentir es humano, es normal y no es malo tener emociones.

2) Tengo derecho a expresar mis emociones

El libro de los Salmos es especial y diferente al resto de la Biblia. Es un himnario de miles de años de antigüedad. Hay diversos tipos de salmos pero lo que dejan muy en claro los salmistas es que saben expresar sus emociones.

Jesús en la cruz citó el Salmo 22 al decir “Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado?”. Es difícil encontrar expresiones de angustia más fuertes que esta. Por otro lado, el rey David en el Salmo 143 dice “Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu […] Y destruirás a todos los adversarios de mi alma”. David está rogando a Dios que lo escuche, y a la vez demostrando ira fuerte contra sus enemigos, pidiendo destrucción. Incluso Jesús demostró extrema ira o angustia al sacar a los mercaderes del templo o en su oración en Getsemaní.

La Biblia nos enseña que no solo es normal sentir emociones diferentes a la alegría y el gozo, sino que es necesario expresarlas. Tienes derecho a decirle a tus amigos y sobretodo expresar a Dios cómo te sientes, porque Él nos creó de esa manera y anhela que abras tu corazón y lo expreses honestamente a Él.

3) Dios tiene todo bajo control

Finalmente hay un tema principal detrás de todas las canciones emotivas en la Biblia. La Soberanía de Dios. Esto significa que Dios tiene todo bajo control. Como cristianos a menudo lo decimos pero es muy diferente realmente creerlo y vivirlo.

En la Biblia vemos personajes que se enfrentaron a problemas enormes. En muchas ocasiones su misma vida estaba bajo peligro, sus familias e incluso países enteros se enfrentaban a destrucción. Pero aunque expresan miedo, frustración y angustia, al final de su clamor a Dios siempre concluyen lo mismo “Dios tiene el control. Decido confiar en Dios”. Si sabes que Dios es más grande que tus angustias entonces no vas a tener problema en dejar todo en sus manos y confiar en Él para todo.

Por otro lado como humanos siempre queremos tener el control de las cosas. Es irónico porque de fondo sabemos que somos imperfectos, que fallamos y que a la final no podemos hacerlo todo bajo nuestras propias fuerzas. Si reconozco que yo nunca voy a poder cuadrar mi vida de la manera que quiero entonces debe llenarnos de esperanza dejarlo en las manos de un Dios todopoderoso que tienes pensamientos de bien hacia mí.

Si sabes que tú no puedes, la respuesta es fácil: déjalo en manos del que sí puede.

La Biblia no es un libro de reglas impuestas por un Dios distante y sin entendimiento de la humanidad. Nos muestra humanos fallidos que decidieron confiar en un Dios lleno de amor y con el control de todo el universo. No leas la Biblia como algo ajeno a tu condición. Más bien reconoce que Dios es expresivo y te creó así también. Él desea que te expreses en tus emociones y te llenes de esperanza al saber que Él es todo amor y tiene todo bajo su control.

10 08, 2021

Pollo en salsa de pasas

2021-08-10T23:13:56-05:0010 agosto, 21|

Ingredientes:

  • 6 presas de pollo 
  • 3 tazas de gaseosa negra
  • 1 taza con agua
  • ½ libra de pasas 
  • 2 cucharaditas de aceite de oliva

 

Aliño:

  • 3 dientes de ajo 
  • Pizca de sal y pimienta
  • ½ cucharadita de orégano
  • Cilantro

 

Preparación:

  1. Machacar el ajo con cilantro: agregar sal, pimienta y orégano. 
  2. Untar el aliño a las presas y dejamos reposar unos minutos.
  3. En una olla agregamos las cucharaditas de aceite de oliva y añadimos las presas, dejamos sellar durante unos 5 minutos hasta que estén doradas. 
  4. Luego verter 2 tazas con gaseosa, tapar y dejar hervir aproximadamente 20 min.
  5. En una licuadora agregar las pasas y licuar con 1 taza de gaseosa y 1 taza de agua; esta mezcla la pasamos por un colador y se vierte en la olla de las presas, dejar hervir 15 minutos más hasta que espese.
  6. Antes de apagar, agregar orégano al gusto. 
  7. Servir acompañado con arroz y una ensalada fría.
24 07, 2021

¿Vale la pena abstenerse del mal?

2021-07-24T23:27:14-05:0024 julio, 21|

Salmos 73:1-28

 

Con toda seguridad en algún momento de su vida usted se hizo esta pregunta: ¿Vale la pena abstenerse de pecar? Esta fue la inquietud que surgió en el corazón del salmista Asaf, cuando compuso el salmo 73.

Asaf, al reflexionar en torno a la maldad de los hombres perversos que le rodeaban, llegó a sentirse frustrado al punto de declarar que casi llegó a resbalar (vs 2) al desarrollar envidia al ver la prosperidad de los impíos (vs 3). Frente a esta realidad, Asaf llega a expresar:

“Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,
Y lavado mis manos en inocencia”
Vs 13

Sin embargo, es al entrar en el santuario de Dios (en su presencia), cuando cobra nuevamente perspectiva sobre el final de los malos (vs 17-19) y esa certidumbre de la retribución Divina sobre la conducta de los perversos, lo lleva a replantearse su percepción hacia los malos y encuentra que sí vale la pena mantenerse en rectitud e integridad. Eso lo lleva a ubicarse, de nuevo, en la certidumbre de que solo Dios es su sustento (vs 25).

Finalmente, Asaf. llegará a manifestar que solo Dios es su esperanza y su total bien:

“Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
Para contar todas tus obras” Vs 28

Tal como Asaf, en el tiempo presente, muchas personas han prosperado a base de malas conductas y acciones malas y hasta perversas. Y eso lleva, en algunas ocasiones, a que aquellos que se mantienen en una actitud de obediencia y rectitud se cuestionen si vale la pena mantener dicha conducta. Tal vez tú seas uno de ellos, que se está cuestionando en este preciso momento la validez de su conducta espiritual, moral, social. Vale la pena que recuerdes que habrá una consecuencia para los impíos (v 27) y que Dios siempre estará contigo para guiarte y recompensarte (vs 23-24).

Por lo tanto, No te desalientes. No sucumbas ante la tentación de creer que no vale la pena abstenerse del mal en un mundo caracterizado por la maldad. A su tiempo cosecharás la bendición de perseverar en una conducta recta.

Piénsalo.

Oremos.

7 07, 2021

Estofado de hígado al vino tinto

2021-07-07T10:03:57-05:007 julio, 21|

Si el hígado no ha sido tan amigo en el paladar de tu familia prueba con esta receta que ha cambiado el disgusto por el aprecio al hígado en muchos hogares con niños, adolescentes y jóvenes.

Estofado de hígado al vino tinto (para cuatro personas)

Ingredientes:

  • 1 libra de hígado
  • ¼ de taza de vino tinto
  • 1 cucharada de salsa BBQ
  • 5 dientes de ajo
  • 1 Tomate grande
  • 1 cucharadita de cúrcuma
  • 1 Cucharada de harina
  • 1/2 Cucharadita de romero
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1/2 cucharadita de achiote molido
  • Sal al gusto

Preparación:

Cocine el hígado en un litro y medio de agua, sal y dos dientes de ajo por unos 30 minutos, luego corte el hígado cocido en forma de tiras o deditos. En un sartén hondo vierta una cucharada de aceite de oliva, ponga el ajo machacado, el achiote molido, el tomate picado, la media cucharadita de romero y sofría por unos tres minutos. Agregue los trocitos de hígado, media taza de agua con la harina disuelta, un cuarto de taza de vino tinto, una cucharada de salsa BBQ y sal al gusto. Deje que hierva por cinco minutos, luego agregue una cucharada de aceite de oliva y revuelva; deje hervir por unos dos minutos más, retire del fuego y buen provecho. (Duval Rueda).

13 05, 2021

CRISTIANISMO TÓXICO: SECTARISMO

2022-09-21T14:38:27-05:0013 mayo, 21|

Decidí desinstalar la aplicación de Facebook en mi celular.

Hace poco cometí el grave error de unirme a un grupo “cristiano” de apologética en Facebook. Yo esperaba encontrar, por la descripción que leí del grupo, una comunidad de personas que siguen a Dios y buscan intercambiar opiniones sobre temas importantes de la cristiandad. Esperaba leer comentarios que me hicieran pensar profundamente y explicaran con pasión y humildad su posición.

Lo que encontré fue un tanque de pirañas tratando de comerse vivos los unos a otros.

Lo que entristece más mi corazón es saber que esto no es un caso aislado. Desde que tengo memoria he formado parte de la comunidad cristiana y desde que tengo memoria he escuchado las riñas y problemas que existe entre nosotros. La crítica, el chisme, los comentarios… ya me cansé de eso. Hemos permitido que nuestras iglesias fomenten el odio y la división del pueblo de Dios. Es deplorable y quebranta el corazón ver este tipo de «cristianismo tóxico» en nuestras iglesias.

El problema del sectarismo

Desde el Nacimiento de la iglesia cristiana hemos sido identificados con el nombre de secta. La iglesia de Cristo inició como una secta del judaísmo y la iglesia protestante surgió como una secta de la iglesia católica. Nos hemos acostumbrado a la idea tanto, que se ha vuelto parte de nuestra identidad. Nos dividimos por cualquier razón. Porque el uno canta esto y el otro no, o porque ese grupo quiere la alfombra rosada y el otro la quiere azul. Las iglesias se dividen, el pueblo de Dios se divide, y tenemos miles de grupos distintos. Lo que hoy llamamos denominaciones (incluidos no denominacionales).

El sectarismo se ha desarrollado en nosotros al punto que hoy en día existen brechas irreconciliables por temas menores como la comida, la vestimenta, la música, etc. Cuando pienso en esto siempre vienen a mi mente las palabras de Cristo al orar por su iglesia en Juan 17. Este pasaje conmueve mi corazón cada vez que lo leo. Cristo, el omnisciente Dios-hombre, conoce que está a punto de sufrir la crucifixión y decide orar por nosotros, sus seguidores.

Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

Esta es la primera petición de Jesús al Padre, por sus discípulos. Que seamos uno. Y más adelante vuelve a repetirlo:

Juan 17:11b

 

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

Juan 17:20-21

Cuando una persona publica su opinión en internet y la respuesta inmediata de un “hermano” es un insulto, una condenación y una larga fila de palabras en desamor, me pregunto cómo estamos cumpliendo con la unidad de la iglesia. Porque lo que más me asusta es que el Evangelio y el nombre de Cristo está en peligro. Jesús dice “para que el mundo crea que tú me enviaste”. Si creamos división demostramos que el espíritu de unidad de Cristo no está en nosotros.

Existe un momento y un lugar para denunciar las herejías y los falsos maestros. Cristo lo hizo frecuentemente. Sin embargo, no somos Jesús, y debemos usar sabiduría. Con tu comentario enojado no va a cambiar la opinión de nadie. Con tu chisme en la iglesia no ejerces el ministerio de reconciliación al que somos llamados. Con condenar a alguien sin conocerlo o hablar personalmente con ellos para corregir el error, no avanzas el evangelio de Cristo. Simplemente impones tus propias opiniones y actúas por ira y contienda. En la Biblia, los hijos de ira no son los hijos de Dios (Ef 2:3).

En Hechos 18 Apolos enseñaba a la iglesia fervientemente pero tuvo sus fallas. No enseñó todo correctamente. Los líderes Priscila, Aquila y Pablo no lo tacharon de hereje ni lo condenaron al fuego del infierno. Lo tomaron aparte, le explicaron la correcta doctrina, lo corrigieron y lo apoyaron como enviado de Dios para que continúe bendiciendo y propagando la obra del Evangelio.

¿Cómo cambiará tu reacción ante lo que escuchas o lees de otros, si tomas en cuenta este ejemplo? Los discípulos vinieron a Jesús y se quejaron por una persona que echaba fuera demonios, pero no andaban con Jesús. La respuesta de Jesús no fue condenarlo. Él dijo: “No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” (Mr 9:39-40). Jesús nunca nos enseñó a condenar a nuestros hermanos, sí a confrontar en amor y ministrar reconciliación (Mat 18:15-22).

Como ven, Cristo mismo aboga una y otra vez por evitar las divisiones y buscar la unión. Si Jesús lo oró, es porque también sabía que sería uno de nuestros más grandes problemas en la vida cristiana. No caigamos en la trampa del sectarismo. Es muy fácil pensar que sólo mi iglesia tiene la verdadera doctrina, pero no es así. Debemos mostrar unidad en lo primario, gracia en lo secundario y tolerancia en lo que no es importante.

Evitar los extremos

Finalmente es importante considerar el otro extremo del asunto. Si bien nos hemos ido por el lado de las divisiones y la intolerancia, también es peligroso caer en la unión sin discernimiento, lo que comúnmente se llama ecumenismo. El ecumenismo puede sonar como una idea maravillosa, la unión y el trabajo conjunto de grupos con diferentes creencias para el bien de la humanidad. Pero fundamentalmente es peligroso.

Existen algunos principios importantes a los que nos debemos atener todos para ser considerados verdaderos cristianos: la muerte y resurrección de Cristo, la divinidad y humanidad de Cristo, la salvación por gracia, la autoridad de las escrituras, entre otros. Todas estas son cosas básicas para la salvación y la vida correcta en Cristo, pero existen temas secundarios como el gobierno de la iglesia, las formas de adoración y el culto a Dios, el día de adoración, la forma del bautismo, etc. que son temas secundarios y otros aún menos importante que estos.

Si alguien dice que es seguidor de Cristo, pero niega a Cristo como salvador o alguna de sus naturalezas divina o humana, no puedo considerarlo como mi hermano. Por el bien de la comunidad no podemos permitir que cualquier idea extraña del evangelio tome el nombre de Cristo. Existen grupos que claramente van en contra de la ortodoxia cristiana y debemos cuidarnos de no avalar o impulsar estos grupos, pues alejan a la gente de la fe salvadora en Cristo. Pero si enseñan la salvación de Cristo, no podemos condenarlos y causar división entre nosotros mismos.

Por ambos lados tenemos problemas. Si nos asociamos con aquellos que no evidencian una vida en Cristo, deshonramos el nombre de nuestro Salvador. Pero a su vez, si nos dividimos entre hermanos por temas insignificantes estamos poniendo en vergüenza a nuestro Señor al ser divisivos y no buscar la unidad.

Ni el ecumenismo ni el sectarismo deben formar parte del pueblo de Dios. Ambos lados nos llevan a continuar fomentando las tendencias tóxicas del cristianismo moderno. Pidamos sabiduría, actuemos con prudencia y dejemos de lado las tendencias del cristianismo tóxico de este siglo.

 

24 12, 2020

¡FELIZ NAVIDAD! ¿DÓNDE ESTÁ JESÚS?

2022-09-21T14:38:43-05:0024 diciembre, 20|

Este año ha sido extraño para todos. Algunos estamos lejos de familiares que quisiéramos tener cerca. Otros hemos perdido personas amadas. Algunos pueden estar en hospitales o pasando tiempos difíciles en sus hogares. Sin duda alguna, esta es una de las navidades más diferentes y difíciles en los últimos años.

Por un momento quiero que veamos la primera Navidad. En Lucas 2 el autor bíblico nos habla sobre el nacimiento de Jesús. Entre los personajes que leemos en este capítulo vemos ángeles, pastores, anciano/as y los maestros del templo. Existe algo en común entre tantas historias. Estas personas pudieron encontrar a Jesús cuando era tan difícil de encontrar por sus circunstancias.

Los ángeles y los pastores

Los ángeles se aparecieron a algunas de las personas más humildes de la época. Se presentaron ante los pastores que estaban en los campos cuidando de sus ovejas y anunciaron la gloria de Dios, paz en la tierra, por el nacimiento de un niño. Los pastores atendieron las instrucciones celestiales y hallaron al niño en un pesebre. Estos pastores reconocieron en la forma indefensa de un niño, al Príncipe de los Pastores (1 Pe 5:4), el Salvador que buscaban.

Simeón y Ana

La siguiente historia nos avanza 8 días al futuro, cuando Jesús es presentado en el templo de Jerusalén. Allí 2 ancianos, un hombre y una mujer, entre una vasta multitud de israelitas, reconocieron en el niño algo especial, el Salvador. ¿Cuántos niños eran presentados a diario en el templo? ¿Cuántas personas pasaron a su lado sin notar nada especial en este bebé? Pero 2 personas caminaban tan cerca de Dios que pudieron ver lo que los ojos humanos no detectaron. Simeón declaró a Jesús como la salvación del pueblo y Ana daba voces a todos sobre el Salvador que había nacido.

El niño perdido

Un relato que casi nunca consideramos como parte de la historia de Navidad es cuando María y José pierden a Jesús. Jesús tenía ya 12 años y cuando fueron todos al templo, se quedó allí sin que sus padres se dieran cuenta. Su familia no sabía dónde estaba, no encontraban a Jesús. Decidieron buscarlo. Finalmente lo encontraron con los maestros del templo, aprendiendo y enseñando.

En Navidad el ajetreo de las reuniones, la pandemia, los regalos, y todo lo que celebramos en estas fechas nos puede hacer perder de vista a Jesús. Lucas 2 nos está explicando que lo que la humanidad necesita ante todo es encontrar y reconocer en Jesús al Salvador del mundo.

Si lo has perdido de vista, pídele a Dios que te guíe de regreso a Emanuel, que nació en un pesebre, así como los pastores lo hallaron. Acércate a tu Padre Celestial hasta el punto de ver lo que otros no pueden ver, a Jesús el Salvador, así como Simeón y Ana lo pudieron reconocer. Si te has alejado y perdido de vista a Jesús en estas celebraciones, es momento de detenerte, cambiar el camino en que vas y regresar a encontrarlo, como hicieron María y José cuando perdieron de vista a Jesús.

Celebrar Navidad sin Jesús, es como celebrar un cumpleaños sin el homenajeado. No tiene sentido. Esta Navidad puede ser extraña, y presenta algunos desafíos, pero te animo a buscar a Jesús. Reconócelo como Salvador y celébralo a Él como merece ser celebrado. Porque Él es nuestro Salvador.

5 11, 2020

CUANDO NO QUIERO Y NO PUEDO, CRISTO SÍ

2022-09-21T14:38:49-05:005 noviembre, 20|

¿Cómo puedo cumplir la voluntad de Dios? ¿Qué significa cuando no tenemos las fuerzas para continuar firmes ante la tentación? ¿Qué pasa si mi corazón desea lo malo, aunque quiero obedecer a Dios?

En la carta a los Filipenses Pablo dice que así como Cristo fue obediente hasta entregar su vida y morir por nuestros pecados, nosotros debemos obedecer también la voluntad de Dios. Pero, nosotros no somos Jesús, no somos perfectos. Entonces ¿cómo podemos obedecer perfectamente a Dios?

La clave está Filipenses 2:13 donde dice que “Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad”.

No quiero

Lo primero que menciona Pablo en esta frase es que Dios pone en nosotros el “querer”. Esto implica, obviamente, que en nosotros no está el querer hacer lo bueno. La naturaleza humana tiene la tendencia hacia lo malo, nuestro corazón desea el mal. En Romanos 1, Pablo habla de las “pasiones vergonzosas” de la humanidad. Jeremías 17 dice que el corazón de las personas es engañoso y perverso. Parecería ser que nuestra condición caída nos hace anhelar únicamente la maldad.

Nunca alguien ha tenido que enseñarle a sus hijos a mentir o a ser egoístas, es parte de nuestra naturaleza. Sin embargo, para hacer lo bueno es necesario instrucción y corrección constante. No somos personas con la tendencia de hacer el bien. Necesitamos que Dios haga la obra en nuestro corazón y cambie esa naturaleza que tiene el deseo del mal, por una nueva naturaleza que desea hacer el bien.

Si hay momentos en tu vida donde te siente más atraído/a por el mal que por el bien. Es normal, pero necesitas depender de Dios. Pídele que obre en tu corazón y cambie los deseos de tu corazón, para que la tentación no tenga tanto poder en ti y puedas desear más lo bueno que lo malo.

No puedo

El siguiente punto de Pablo es muy interesante también. Hemos hablado del deseo de nuestro corazón por las cosas de Dios. Si tenemos el deseo, la pregunta siguiente es ¿cómo puedo hacerlo? La respuesta es simple: ¡No puedes!

Tú no puedes por tus propias fuerzas esforzarte lo suficiente para hacer el bien. No puedes “tratar” lo suficiente, para conquistar tu condición pecaminosa. Salmos 14 y 53 dicen “no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno”. Por la misma razón de antes, todos somos llevados continuamente al mal y no tenemos la capacidad de hacer verdaderamente el bien, nuestros corazones perversos solo saben hacer el mal.

Pablo dice que Dios pone en nosotros tanto el deseo como la capacidad de hacer el bien y cumplir la voluntad de Dios. En su carta a los Gálatas, Pablo dice “Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.” (Gal 2:20a). El apóstol reconoce que su cuerpo y su corazón solo pueden hacer maldad, entonces la respuesta es: no lo hago yo, sino pido que Cristo lo haga en mí. En Romanos Pablo también habla de su lucha con la carne diciendo “pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico.” Y termina en una gran expresión de desespero: “¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?”

¿Cuántas veces has sentido lo mismo que Pablo? ¿Cuántas veces has querido hacer el bien, pero resultas haciendo lo malo? Yo sé que a mí me pasa más a menudo de lo que quisiera admitir. Pero Pablo tiene unas palabras de esperanza al final del pasaje de Romanos:

“Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.”

La respuesta no es “tratar” más. La respuesta no es “esforzarme” más. La respuesta es: Depender de Dios y dejar que Cristo lo haga en mí.

Hacer lo bueno

La última parte de esta declaración de Pablo nos instruye el propósito de este “querer y hacer”.

Dice que es para cumplir la voluntad de Dios. Esto es para hacer el bien. Dios nunca pone en tu corazón hacer algo necio o algo malo para ti. Dios no pone en tu corazón optar por el pecado o tomar malas decisiones, eso lo hacemos nosotros por nuestra propia cuenta. Ya hablamos bastante de lo mala que es la condición humana. Esta es la que nos lleva continuamente al pecado y hacer las cosas de maldad.

Nuevamente en el libro de Romanos, Pablo habla sobre cómo debemos transformar nuestra vida:

Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto. Romanos 12:2

¿Viste lo que dice que es la voluntad de Dios? Es buena, aceptable y perfecta. Es verdad que la voluntad de Dios es diferente a la nuestra y a veces pude parecer que no es tan buena para nosotros. A veces la voluntad buena de Dios incluye un poco de dolor en nuestra vida. Esteban, el diácono, cumplió la voluntad de Dios y su recompensa fue una fea muerte siendo apedreado. Cristo cumplió la voluntad de Dios y fue crucificado.

Pero hay algo que nunca hará la voluntad de Dios: nunca nos llevará al pecado y la necedad.

No siempre es fácil cumplir la voluntad de Dios. Pero sabemos que Dios nunca nos tentará, como dice en Santiago: “Cuando alguien tenga una tentación, no diga que es tentado por Dios, pues a Dios no lo tienta la maldad ni tampoco Él tienta a nadie.” Dios no pone el querer y el hacer en tu corazón por algo que te lleve a malas decisiones y pecado.

Pide a Dios que ponga en tu corazón Su voluntad. Pídele que te ayude a entender Su voluntad incluso cuando no es como tu quieres que sea. Pide a Dios que Su buena voluntad se cumpla en tu corazón.

Depende completamente de Dios y pídele que ponga en ti tanto el querer como el hacer para la buena y perfecta voluntad de Dios, y Él lo hará.

 

ESCRITO POR: Bryan Rubio

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