Todos tenemos conflictos en la vida y sentimos que, por razones desconocidas, se nos quita la paz que tanto valoramos. En momentos así es difícil entender por qué, siendo cristianos, Dios permite que cosas tan difíciles sucedan. Quizás en este momento estas luchando con algunas preguntas sobre la bondad y la soberanía de Dios. Tranquilo, es completamente normal. Pero si miramos al Evangelio quizás podemos encontrar otro punto de vista.

A continuación 4 principios bíblicos sobre la paz que Dios nos ofrece:

El mundo, por naturaleza, está en contra de la paz

Desde el inicio de la Biblia, en la creación del mundo vemos que el todo era perfecto y equilibrado, estaba en un estado sereno de comunión perfecta con Dios. En otras palabras, el mundo estaba en perfecta paz.

Pero los cristianos conocemos el siguiente evento en esta historia. Entró el enemigo en escena, engañó y arrastró consigo a nuestros primeros padres, quienes nos arrastraron junto con ellos a la perdición eterna de nuestras almas: el pecado.

Desde entonces todos decimos como el rey David en Salmo 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” Desde el nacimiento todos entramos al mundo en pecado y el pecado nos lleva a estar en enemistad con nuestro Creador -Efesios 2:3-. ¿Entiendes que esto significa que desde el huerto del Edén el mundo nunca ha tenido paz?

Entonces muchas personas preguntan:
¿Por qué Dios trae tragedias y castigos a nuestra vida?
¿Por qué nos quita la paz?
¿Dónde estaba Dios en esta tragedia en mi vida?

Cuando deberíamos estar preguntándonos:
¿Por qué nos alejamos constantemente de Dios?
¿Por qué no podemos volver a estar en paz con nuestro Creador?
¿Por qué la tendencia natural de mundo es rebelión y conflicto?
La respuesta: El pecado.

Nuestro corazón pecaminoso se aleja de la perfecta comunión con Dios. El primer paso a la reconciliación de la paz con Dios es reconocer que nosotros lo hemos ofendido en pecado y destruimos la paz que Él estableció desde la creación. Debemos asumir responsabilidad por nuestras acciones pecaminosas como raza humana.

Sin embargo, hay esperanza para la humanidad. Romanos 5:10 dice que tenemos esperanza de paz en Dios. No porque nosotros busquemos la paz, sino porque Él nos ofrece la paz:

“Cuando éramos enemigos de Dios, él hizo las paces con nosotros a través de la muerte de su Hijo”
– Romanos 5:10a

Dios quiere que tengamos paz (en Él)

Muchos se preguntan: ¿por qué Dios no quiere que tengamos paz? ¡Veo tantos conflictos en mi vida!

¡Dios sí quiere que tengas paz! Lo dice repetidamente en su palabra:

“[Dios] hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura.”
– Salmo 85:8

“Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera”
– 2 Tesalonicenses 3:16a

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.”
– Juan 16:33a

Una y otra vez nos repite que desea traernos paz, pero como dice en Juan 14:27. Nos da una paz que no es como el mundo la conoce. Para el mundo la paz es la ausencia de conflicto, pero Dios sabe que la paz es algo mucho más grande que eso. Nos ofrece una paz más grande que la que conoce el mundo. La maravilla del amor de Dios es que, aunque nosotros lo ofendimos eternamente, Él es el gran reconciliador y, a pesar de todo, nos ofrece su paz.

La Paz no es ausencia de conflicto

La Real Academia de la lengua es sus definiciones de la palabra “paz” ofrece conceptos como “Situación en la que no existe lucha armada” o “Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos”. Esta definición es el concepto que el mundo tiene generalmente sobre la paz. Pero es muy limitado para lo que Dios define como paz.

Dios no promete quitarnos toda aflicción. Más bien promete que como cristianos parte de nuestra vida será la aflicción. Jesús hablaba a sus discípulos conociendo bien que todos sufrirían persecución y la mayoría entregarían sus vidas por el evangelio, pero aun así les dijo que no se angustien, porque Él ya ha vencido al mundo.

La paz del cristiano no está en una ausencia de conflictos, está en la certeza que el Dios que está con nosotros es mayor que el que está en el mundo. Está en la confianza que más allá de esta vida nos espera algo mejor. Está en la confianza que, aunque somos indefensos e impotentes ante las circunstancias a nuestro alrededor, aun así tenemos un Padre que nos ama profundamente y “obra todas las cosas para bien de quienes lo aman”, incluso las que no parecen traernos paz.

El apóstol Pablo hacia el final de su carta a los Filipenses les dice que no tengan afanes, que confíen todo en Dios. Pero quiero recordarte que cuando Pablo escribió esta carta estaba encarcelado y sufriendo juicio de gobiernos corruptos, simplemente por amar a Cristo. Pablo no perdió la paz aún sufriendo en prisión, porque su paz no estaba basada en sus circunstancias, en la carne, sino en la seguridad eterna de su salvación en Dios. Por eso puede decir:

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
– Filipenses 4:6-7

Dios es Paz

¿Entonces qué es la Paz?

Salmo 46:10 dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;”

¡Qué maravillosa definición de paz!, “estar quietos”. Cuando estamos en conflicto y perturbación estamos continuamente buscando qué hacer, pero cuando estamos completamente en paz podemos sentarnos, descansar y estar en completa quietud.

El profeta Isaías en su libro describe los títulos del Mesías que vendría en un pasaje que leemos comúnmente en Navidad, Isaías 9:6. El último de estos títulos de Cristo es “Príncipe de Paz”.

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”
– Isaías 9:6

Es posible que en esta vida no conozcamos la verdadera razón detrás de nuestras aflicciones. Hay cosas que suceden que no tienen explicación. Cosas que nos parten el corazón en miles de pedazos. Pero aún así Jesús dice “confía en mi, soy el Príncipe de Paz.” Filipenses 4:7 describe la paz de Dios como algo que “sobrepasa todo entendimiento”. Nosotros no somos llamados a entender, simplemente somos llamados a tener fe (confiar) en Dios.

No conozco cuál es tu situación actual, pero quiero que pienses por un momento en los cristianos alrededor del mundo que están sufriendo por simplemente creer en Dios, así como Pablo y los demás Apóstoles. Quiero que pienses en China, Nigeria, Pakistán, Corea del Norte… Incluso cuando las personas saben que pueden perder su vida por leer el Libro de Dios, aún cuando bombas estallan junto a ellos y sus seres queridos mueren, ellos mantienen su confianza en Dios, pero ¿por qué confían en Dios?
Porque en medio de cualquier conflicto saben que sus vidas están en las manos del Príncipe de Paz.

 

Porque Dios es Paz.