Cada persona ha tenido que vivir tormentas, algunas más fuertes, otras menos, pero han sido tormentas. Muchas han destrozado el barco, dejándote naufragando y sin esperanzas de sobrevivir. Y han pasado meses o años en los que tuviste que esforzarte para salir del lugar en donde estabas.
Quedamos sensibles a cualquier situación y tomamos medidas para no volver a meternos en mareas fuertes. Pero hoy tengo algo que decirte: la vida está llena de corrientes y nadie sabe qué puede pasar, pero Dios está contigo, no importa que.
Te animo a que enfrentes el desafío de volver a amar, a arriesgarte. No te garantizo que todo va a salir bien, pero quiero llevarte a una historia en la Biblia donde nada salió como pensaban.
Oseas era un joven predicador, hacía lo correcto delante de los ojos de Dios; seguramente pensaba que su futuro iba a ser próspero, que iba a conocer una mujer buena y literalmente elegida por Dios. Sin embargo, guiado por Jehová, se fijó en una prostituta. Completamente diferente a lo que él había planeado.
Cuantas veces se habrá sentido frustrado, con dolor, esperando ser rescatado de tanto sufrimiento, tal vez como alguna vez te sentiste. Mirar a Gomer, la mujer que él amaba con otro hombre debió partirle el corazón. Después de un tiempo, se enteró que iba a ser vendida, acudió a Dios y le pidió su ayuda… y Dios estuvo ahí, con él; y no solo eso, sino que le dio una solución.
Después de, posiblemente, años, Oseas volvió a tener a su esposa y la amó igual o más que antes y ella entendió ese amor.
No sé cuál fue tu tormenta, si todavía hay restos de lo que pasó, pero hoy te animo a que la dejes atrás y busques aprender a amar de nuevo. Dios tiene las respuestas a tus preguntas, el bálsamo para tu corazón, la brújula para tu camino.
Toma valor y permite que el maestro del amor te enseñe a navegar. No permitas que el miedo o las heridas creen barreras en tu corazón. Aprende a amar con sabiduría.
ESCRITO POR: Jaela Espinel