La verdadera hermosura
“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” Proverbios 31:30
Creo que no soy la única mujer que ha luchado por encajar en los estándares de belleza y ha fracasado. Recuerdo la primera vez que me depilé las cejas. Cuando estaba en el colegio, la moda era llevarlas muy finas, pero yo las tenía abundantes. Hice lo mejor que pude y llegué orgullosa al colegio con mis cejas depiladas. Una compañera me miró y, sin filtro, me dijo: «¿Qué le pasó a tus cejas? Las tienes torcidas». En ese momento supe que me las había arruinado completamente.
Todas, en algún momento, hemos tratado de encajar en los estándares de belleza. Y no está mal querer sentirnos hermosas o seguir ciertas modas. El problema surge cuando creemos la mentira de que nuestra apariencia exterior—nuestro cabello, rostro o cejas depiladas—define lo que es la verdadera hermosura.
Salomón, en proverbios, afirma que la mujer que realmente será alabada y galardonada es aquella que entiende que temer y obedecer a Dios es la mayor hermosura que podemos poseer.
Y tú, ¿eres hermosa bajo el estándar de otros o bajo el estándar de Dios?