Bien, llegó marzo y ¿cómo te va con esa resolución de leer toda la Biblia? Admito que puede ser una tarea abrumadora. Génesis: historias interesantes sobre inundaciones, intrigas románticas y una extraña guerra. Pero luego llegas a Éxodo y comienzas a leer listas de nombres impronunciables de personas desconocidas. Y en Levítico, encuentras una colección confusa e irrelevante de reglas religiosas. Finalmente, tu paciencia muere cuando intentas leer los datos del censo en el libro de Números y piensas: ¿Por qué la Biblia es tan aburrida?
Buena observación, pregunta incorrecta. Necesitamos recordar que la Biblia es el registro histórico de nuestro Dios Creador que se involucra en la vida de Su Creación. Si bien gran parte de los detalles del trasfondo de esos pueblos antiguos y de sus vidas ahora están perdidos para nosotros, cuando leemos sus nombres nos damos cuenta que Dios los conocía, así como Él nos conoce a cada uno de nosotros.
Cuando leemos acerca de las «reglas» que Dios le dio al pueblo de Israel, recordamos que Dios se estaba revelando a Sí mismo y construyendo una relación con Su pueblo.
En Deuteronomio 4 Dios le dice a su pueblo que los detalles son importantes; y que no deben ignorarlos ni cambiarlos. Moisés dijo: “No añadan ni quiten nada a lo que yo les ordeno; cumplan los mandamientos del Señor su Dios, que yo les ordeno. ….. Porque, ¿qué nación hay tan grande que tenga los dioses tan cerca de ella, como tenemos nosotros al Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamos?”. (Deut. 4: 2,7 NTV).
De hecho, a Dios le importa el detalle más pequeño de nuestras vidas. Él conoce cuántos cabellos tiene nuestra cabeza. Su atención al detalle demuestra el amor infinito derramado hacia cada uno de nosotros. Así que no te dejes abrumar por los detalles de las Escrituras. Recuérdate a ti mismo que es evidencia de cuánto se preocupa Dios por cada uno de nosotros.