• Primer paso, el ensayo

Todos hemos tenido esos momentos en los que sospechamos que nuestra memoria está fallando, vas a una habitación por algo y te olvides en medio camino qué era, llamas al número de teléfono equivocado o dictas instrucciones de las que estabas del todo seguro que eran correctas, pero en realidad, no lo eran.

Los especialistas especifican que se debe utilizar la atención para repasar la información. Algo que denominan como “ensayos”, y son ejercicios mentales con los que podrías recordar aspectos y detalles de tu día, así como eventos pasados.

Por ejemplo, intentar recordar el nombre de la persona que te acaban de presentar, hacer un esfuerzo para rememorar los detalles de una charla o reunión, repasar las acciones de tu día o de una experiencia divertida o alegre (o dolorosa) que acabas de vivir, etcétera, con estas acciones podrías mejorar tu memoria, recalca.

  • Segundo paso, la elaboración

La elaboración consiste en utilizar la atención para vincular las nuevas experiencias o la información con los conocimientos o recuerdos que ya se tienen. La elaboración permite almacenar recuerdos mucho más ricos”, explica. Se ejemplifica con la imagen de un pulpo que tiene cualquier persona, y una posible nueva información: los pulpos tienen 3 corazones. Si no lo sabías, vincularás ambos y, la próxima vez que veas uno o escuches hablar de pulpos, podrías recordar este dato y compartirlo con otras personas.

  • Tercer paso, la consolidación

Mientras que el ensayo y la elaboración “apoyan la formación inicial de la memoria”, hace falta un paso que logre la anhelada memoria a largo plazo, es decir, un “almacenamiento de la información de forma más duradera durante un periodo prolongado”.