Cuenta una historia que en una ocasión una persona de buena posición económica (Jefe) presto dinero a un grupo de personas (empleados ). Cierto día el jefe habló con ellos y tomó la decisión de hacer cuentas, se acerco al primero el cual le pago todo el dinero prestado, el segundo tambien le pago todo su dinero prestado pero el tecero le rogo diciendo que le diera un poco más de tiempo para poder reunir todo su dinero y devolvérselo, le rogo tanto tanto hasta el punto que no solo se le dio tiempo si no que se le perdonó la deuda total .
Al día siguiente esta persona a la cual se le perdonó la deuda se encontró con alguien que le debía dinero ($100 dolares) este al que se le perdonó empezó a presionarlo para que le pagara lo que le debia. Esta persona se arrodilló suplicándole: ten paciencia conmigo y te pagaré todo, pero este no quiso. Se olvido que alguien a él le había perdonado.
A veces somos así se nos olvida del perdón que recibimos de otras personas pero nosotros no queremos perdonar. La Biblia dice que así como Dios nos perdona nuestros ofensas (pecados) nosotros también perdonemos de todo corazón a nuestro prójimo sus ofensas. (Mateo 18:23-35)
ESRITO POR: Saimon Rubio