Que soy débil cuando debo ser fuerte, que tengo dudas, miedos y me siento triste a veces.

Que mucho de lo que aconsejo, no lo aplico a mi propia vida, que hay días en donde no soy mi persona favorita y momentos en donde tiembla mi fe.

Te confieso que me equivoco todo el tiempo, pero no me gusta aceptarlo, que existen ocasiones en donde daño algo, y luego no sé cómo repararlo.

Que cuando digo que quiero estar sol@, en realidad es cuando más compañía necesito, y cuando digo que yo lo tengo resuelto, en realidad necesito tu ayuda.

Te confieso que me siento limitad@, que a veces estoy cansad@.

Confesarlo me hace sentir libre, saber que puedo contártelo y no me vas a juzgar, me abraza el corazón.

Sé que quieres verme san@ y bien; y es por eso que estoy aquí, porque confieso que no voy a lograrlo sin ti.

Señor, esto es lo que tengo, esto es lo que soy, pero si de una cosa estoy segur@, es que tú puedes hacer de mí, lo que siempre soñamos que fuese.

Aquí estoy, lo confieso… porque te necesito.