Muchas veces pensamos que la fe es una clarividencia, una premonición de lo que va a pasar. Confundimos la fe con la adivinación, pensando que es una técnica o una herramienta. La fe es una manera de vivir.
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Génesis 12:1
Abraham escuchó lo que Dios le pidió, así como nosotros lo hemos escuchado muchas veces, a través de la oración, la Biblia, prédicas. Dios habla, pero no siempre estamos dispuestos a un segundo paso: decidir.
Y se fue Abram, como Jehová le dijo
Génesis 12:4
Abraham decidió ir, como Dios le había pedido. Muchos escuchan, pocos deciden. Es curioso conocer personas con una clara visión, a quienes Dios les ha hablado de mil maneras, pero se han quedado donde están porque no dieron un paso más. Es necesario decidir y hacernos cargo de nuestras decisiones.
Abraham confió. La Biblia no dice «Y Abraham se fue confiado y le fue excelente». Muchas veces tuvo dudas, tenía inquietudes, pero se mantuvo ¿por qué? Porque confiaba en el Dios que le había llamado. Confiar no es ser indiferente, es descansar en Dios, aunque todo se mueva alrededor.