TOMAR MÁS LÍQUIDOS

Como hemos visto, no podemos ni debemos eliminar los mocos porque son una respuesta fisiológica de nuestro organismo, pero sí es posible controlar su viscosidad.Debido a su alto contenido en agua, este elemento natural es el mejor mucolítico que existe. Si cuando tenemos mocos aumentamos la ingesta de líquidos, ayudaremos a fluidificarlos: agua, infusiones, zumos naturales, caldos o licuados vegetales…

En el caso de que el bebé se alimentara de lactancia a demanda en exclusiva, será la madre quien debe aumentar la ingesta de líquidos.Asimismo, si el niño no quiere comer, le ofreceremos alimentos que puedan resultarle apetecibles, pero sin forzarlo, ya que el ayuno es un proceso de curación que tenemos los seres humanos.

EFECTOS DE LOS LÁCTEOS

¿La leche de vaca espesa los mocos? Eso es lo que trataron de comprobar diferentes estudios publicados en revistas científicas. Primero se creyó que era la molécula de la lactosa de este tipo de leche la que espesaba las secreciones, por lo que se empezó a recomendar tomarla sin lactosa. Sin embargo, la revista Medical Hypotheses publicaba en 2010 un estudio en el que decía que el agente causal era la proteína de la leche de vaca, no la lactosa. Al ingerirla, esta leche se descompone en diferentes partículas, entre ellas la beta-casomorfina-7, responsable de estimular la producción de moco de las glándulas intestinales, que al pasar a la corriente sanguínea también podría estimular la producción y la secreción de moco de las glándulas respiratorias. Pero esto solo pasa a un grupo determinado de individuos, así que cuando tengamos más mocos dejaremos de tomar leche de vaca y sus derivados, y si se hacen más líquidos o disminuyen, sabremos que pertenecemos a este grupo de individuos más susceptibles.

También puede ser estupendo hacer lavados nasales con agua marina o suero.

Poner una cebolla cortada en la mesita para calmar la tos (aunque no sirva para todos los tipos) y destapar la nariz.

Mantener el ambiente con cierto grado de humedad, evitando que se resequen las vías respiratorias. Especialmente en invierno, esto es importante tenerlo en cuenta porque uno de los efectos secundarios de las calefacciones es que reseca el ambiente. Agua sola, o bien alguna infusión de tomillo, será suficiente. Otra posibilidad para aumentar la humedad ambiental será poner toallas mojadas encima de los radiadores, que mientras se secan humidificarán el ambiente.

ALIVIAR LOS SÍNTOMAS

Las infusiones nos servirán como fluidificante del moco y, al mismo tiempo, mejorarán los síntomas que presenta el niño. Para el resfriado común podríamos hacer una de:

tomillo (Thymus vulgaris L.)

saúco (Sambucus nigra L.)

Y manzanilla (Matricaria recutita L.)

Mientras que para una laringitis o faringitis sería de:

tomillo (Thymus vulgaris L.)

Y malvavisco (Althaea officinalis L.)

En niños mayores de dos años les podríamos añadir una cucharadita de miel. Tradicionalmente, se daba cuando los niños tenían tos, y hoy en día ya existe una evidencia científica que confirma que la miel calma la tos seca.