El otro día estaba esperando con mi novio en la cola para entrar en el autobús que nos llevaría al sur de Quito a visitar a su familia. Delante de nosotros, había tres adolescentes de 14 años de edad . Sus ropas estaban muy sucias, y era obvio que estaban viviendo en las calles. Los chicos nos miraban como si estuvieran cuestionando por qué una gringa estaba tomada de la mano de un ecuatoriano de piel oscura como ellos. Mientras miraban fijamente, sostuve la mano de mi novio con más fuerza. Mi novio les dijo unas palabras y luego el autobús vino a recogernos. Vi a los tres chicos ir a la parte trasera del autobús . Aunque el autobús estaba lleno , había asientos libres cerca de ellos. Mi novio me indicó que me sebtara en la parte delantera. Después, tomó un asiento en la parte trasera del autobús con los chicos . Yo estaba confundida al principio, y luego cuando nos bajamos en nuestra parada, me dijo que esos chicos tenían la misma edad que que él tenía cuando dejó su vida viviendo en las calles.

Se humilló y les contó una parte de su historia, que creció en las calles también. Él se relacionó con ellos. Y entonces un niño le preguntó cómo había hecho para estar con una hermosa gringa. Mi novio les dijo que vivir en las calles era la vida que quería vivir. No había libertad pero sí un sentido de orgullo porque la gente le temían . No sabía que podía tener más en la vida que lo que tenía, pero luego se encontró con Jesús. Les expresó a los chicos que no puede haber más en la vida que la vida que están viviendo. Admitió que no merece su bella novia, pero que  la gracia de Dios lo ha hecho merecedor.

Vemos al orgullo como poder, y la humildad como debilidad. Pero en realidad es el orgullo que nos impide experimentar lo mejor de las cosas. En lugar de sentarse junto a su novia, se humilló a sí mismo mediante la apertura a estos chicos . No sé lo que estos chicos pensaron de ese encuentro, pero estoy segura de que era raro que alguien quiere sentarse al lado de ellos para hablar de la vida.

“El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores (Proverbios 29:23).

ESCRITO POR: Ashley Arneson