Pensé que no llegaría este momento tan rápido, pero si parece que fue ayer que me convertí en mamá, Son tantas cosas que he aprendido de mi hija mayor, está próxima a cumplir diez años y creo que aún tengo tanto por aprender.
No sé con exactitud los pasos que debo seguir para llegar a esta parte de la vida de mi hija, pero anhelo con todo mi corazón, estar presente en cada momento de este proceso de transición de nena a preadolescente.
Hay algunos consejos (que incluso los he tomado de otras mamás que han pasado por esta época) que quisiera compartirlos contigo para que juntas podamos crecer en esta área, un día a la vez:
– Tener largos tiempo de conversación, solo las dos: Es impresionante como logro que mi hija me cuente con detalles todo lo que pasa en la escuela, sus miedos y sus conversaciones con las amigas.
– Reconocer que se está convirtiendo en una mujercita: Explicar que lo que está pensando y sintiendo es normal y es parte de su cambio emocional.
– Explicarle sobre los cambios en su cuerpo: Enseñarle sobre la manera cómo Dios la diseñó y cómo van a propiciarse los cambios en su físico.
– Distinguir lo que le hace única y especial: Destacar sus cualidades, virtudes y el plan que Dios tuvo al crearla mujer.
– Hablar de sexualidad: Esto fue nuevo para mi, pero fue necesario iniciar en esto, de lo contrario, iban a tener esta información de la fuente incorrecta.
Quiero abrirte mi corazón, hay momentos que me siento tal vulnerable y con una tendencia a fallar muy fuerte, pero me refugio en Dios, no tengo otra escapatoria. Nancy Lee, una persona a quien admiro dice que “nuestra vida debe ser una biblia ilustrada y que el mensaje de la palabra de Dios debe ser parte de nosotros mismos”, aquí es cuando levanto mis manos para decir que sola no lo voy a lograr y necesito estar en una conexión muy fuerte con Dios para llegar a ese lugar.