Las dificultades se hacen presentes. Momentos de temor, dolor, dificultad, cuando parece que no hay más que hacer.
Hay ocasiones en las que no vemos la vida como una oportunidad, sino como un problema a resolver.
Antes de asustarnos por todo lo que viene, podemos mirar al cielo y recordar que Dios está en control de todo. Quizá en unos días debes ir al banco, o al hospital para ver los resultados de los exámenes. A veces nos roba el sueño una clase en el colegio o en la universidad. Si no puedes adelantar el tiempo para cambiar las cosas, respira, y agradécele a Dios por el día de hoy.
Lo sé, parece fácil escribirlo pero difícil vivirlo. Es porque estamos acostumbrados a mantener las cosas bajo nuestro control. Es ahí cuando debemos reconocer si Dios es realmente el Dios de tu vida, cuando sueltas y confías en que él hará lo que debe hacer.
Recuerda: Puedes descansar en él. Puedes soltar lo que tienes en las manos: los pagos de la educación de tus hijas, la cuota del auto, lo que el doctor dijo, tus propios temores, el será o no será que te intranquiliza. Puedes dejar eso de lado, estirar los brazos y decir Papá, quiero descansar. Sin duda, el Padre Eterno está esperando que vacíes tus brazos y puedas abrazarlo a él.
-Piensa en una cosa que quieres soltar y que al hacerlo, te permitirá abrazar a Dios y encontrar descanso en él-
Y no te olvides de llevar este verso para el camino:
Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar.
Mateo 11:28 (RVC)