Mantén la calma y tranquiliza al niño
Con el niño sentado en una silla o encima de su falda, inclínale su cabeza ligeramente hacia delante
Comprime suavemente con tus dedos índice y pulgar la parte blanda de la nariz, justo debajo del hueso central (o tabique) con un pañuelo de papel, toallita o paño limpios
Aplica la presión de forma ininterrumpida durante unos 10 minutos; si dejas de aplicarla antes, se reiniciará la hemorragia
No inclines la cabeza de tu hijo hacia atrás, esto haría que la sangre le bajara por la parte posterior de la garganta y el mal sabor de la sangre podría provocarle náuseas, tos y/o vómitos
Tras cortar la hemorragia, procura que esté relajado durante un rato. Ínstale a no sonarse, hurgarse o frotarse la nariz y a no participar en juegos brutos o movidos
Puesto que la mayoría de hemorragias nasales infantiles están ocasionadas por hurgar dentro de la nariz o por la irritación provocada por el aire seco, el hecho de seguir unos cuantos consejos sencillos puede ayudar a evitarlas en el futuro
Córtale las uñas a menudo para evitar las lesiones provocadas por meterse los dedos en la nariz
Mantén húmedo el interior de la nariz de tu hijo utilizando un nebulizador nasal salino o impregnándole las aberturas de las ventanas nasales de pomada antibiótica
Si el aire de tu casa es seco, humidifica la habitación de tu hijo con un vaporizador (o humidificador). Busca un humidificador de vapor frío, ya que los humidificadores de vapor caliente pueden escaldar a un niño. Mantén limpio el aparato para impedir que se forme moho
Asegúrate de que tu hijo lleva un equipo protector o de seguridad adecuado cuando practique deportes en los que podría lesionarse la nariz
Incluso cuando se adoptan las precauciones adecuadas, a los niños les puede sangrar la nariz de vez en cuando. O sea que la próxima vez que tu hijo tenga una hemorragia nasal, intenta que no cunda el pánico. Estas hemorragias suelen ser inocuas y casi siempre son fáciles de cortar.