“Cuando Dios creó al ser humano, lo hizo a semejanza de Dios mismo… El día que fueron creados los llamó “Seres humanos” Gn 5:1-2

La imagen de Dios nos habla de la capacidad que tenemos de relacionarnos con Dios. Es significativo que de entre todas sus criaturas, Dios le habla directamente sólo al ser humano, (Gn 1:27-30, Gn 3:9). La posibilidad maravillosa de poder responder a la divinidad se debe a la “imagen” de Dios en nosotros.

El ser humano es colocado en la tierra como administrador, mayordomo o representante de Dios ante toda la creación y como representante de Dios, el ser humano debe ejercer dominio sobre la naturaleza en términos de servicio y cuidado. Según el ejemplo de Jesucristo el señorío o dominio significa servicio. La tarea del ser humano creado a la imagen de Dios no es ser un explotador despiadado sino mayordomo de aquello que le fue confiado.

La ideología imperante rebaja al ser humano a un ser económico y su manera de realizarse es consumir sin tener en cuenta a su prójimo. El libro del Génesis nos muestra a un Dios que desde el comienzo se ocupa de dar al ser humano lo que necesita. Tenemos una invitación para abandonar los intentos de acaparar y acumular. Como bien lo expresa Esteban Voth “la alternativa es confiar y no acumular”.

Para pensar: ¿Como podemos desarrollar una administración sana de toda la creación y de la vida misma? ¿Cuál es mi rol en términos de servicio y cuidado?