Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra
Georges Clemenceau
A las personas nos gusta ser escuchados, pero pocas veces nos gusta escuchar, al igual que manejar la palabra, aprender a manejar el silencio es un arte muy complicado.
Las personas que me conocen saben que me gusta hablar y que los silencios me incomodan mucho, solo hace un par de meses atrás empecé a tratar de guardar silencio en las conversaciones y a escuchar, ya que aún cuando no estaba hablando, en mi pequeño momento de mutismo, siempre pensaba que decir, y no escuchaba completamente a las personas, por lo que me resultaba difícil empatizar con ellos. Es un ejercicio en el cual sigo trabajando, y empecé gracias a un pequeño pasaje de la biblia que se encuentra en (Proverbios 17:28) (RVR60)
Hasta el necio pasa por sabio e inteligente
cuando se calla y guarda silencio.
Salomón fue tan claro cuando escribió este proverbio, pues sabía que generalmente a los humanos nos gusta alardear de lo que somos o de nuestros logros, de cosas que desconocemos y peor aún nos gusta armar conjeturas sin antes enterarnos claramente los hechos, al hacer todo esto demostramos nuestra poca inteligencia emocional y nuestra falta de sintonía hacia las demás personas.
Después de leer este versículo, pensé en todas las veces en que debí haberme callado, en las veces en que debí haber escuchado más.
Si a ti, al igual que a mí, te cuesta guardar silencio, te presento algunos concejos que te ayudarán a practicar este ejercicio de la escucha.
- Hacer preguntas: Es muy importante que dirijamos la conversación haciendo preguntas, de esta manera, las personas podrán expresarse más.
- Empatizar: No todas las personas somos iguales, por la misma razón es preciso entender a la persona y no juzgarla.
- Concentrarse: Apagar los celulares y alejarnos de cualquier distractor, es una señal de respeto para el que está hablando.
Estos son concejos muy simples, pero que ayudan a practicar el arte de escuchar. Para terminar, quiero citar un fragmento de “Silencio”, una canción de Jorge Drexler: “No hay que desperdiciar una buena ocasión de quedarse callado”.
ESCRITO POR: David Paredes