Devocional de 10 días para… un papá que deja huellas
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Proverbios 22:6
Ningún padre desea que su hijo fracase, que naufrague en el mundo o pierda el rumbo. Sin embargo, aunque ese no sea el deseo, muchos padres hoy miran con tristeza cómo sus hijos no dieron en el blanco.
El Salmo 127 dice que los hijos son como flechas en manos de un guerrero. En la antigüedad, cada flecha era preparada con detalle: se enceraba, se afilaba su punta, se lijaba su cuerpo… todo con el anhelo de que volara recta y certera. Pero, aun así, había factores fuera del control del arquero: el viento, el movimiento del enemigo, o incluso una falla interna.
Papá, mientras tu hijo esté en tu aljaba, moldéalo con paciencia, invierte tiempo, disciplina y amor. Llegará el día en que tu arco se tensará, tu mano se abrirá… y la flecha será lanzada. Que dé o no en el blanco, ya no dependerá de ti.
Ningún hijo nace con garantía. Pero eso no es excusa para criar a la ligera, sino un llamado a entregar lo mejor.
Y por encima de todo, espera en Jehová. Porque tu hijo, más que tuyo, es herencia de Dios