Devocional de 10 días para… un papá que deja huellas
“Miren las aves del cielo… su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” Mateo 6:26
En casa éramos ricos. Todos los viernes había pizza. No era comprada, era amasada por los fuertes brazos de papá. No todos tienen el lujo de comer pizza todas las semanas. Éramos ricos, nos íbamos más de un mes a la playa de vacaciones. Vacaciones para nosotros, porque papá trabajaba allá, pero igual nos llevaba a toda la familia con él. Éramos ricos, cada tanto salíamos a comer “afuera”. Poníamos una manta en el patio, un par de vasos y platos, y papá decía: “Esto también es comer afuera”
Sí, definitivamente éramos ricos. Aunque plata… plata casi no había.
Quizá también tú creciste en una casa así. Donde no sobraba el dinero, pero abundaba el amor. Donde se hacían milagros con poco, y la mayor riqueza era tener un padre presente. Tal vez eres tú ese papá hoy. Uno que se esfuerza, que da sin que lo noten, que entrega tiempo, aunque esté cansado. Eso también es provisión.
Dios no solo provee cosas, Él mismo es la provisión. Y cuando un padre escucha atentamente, provee consejos o trae un pan a la mesa, está imitando al Padre celestial.
Gracias, papá. Porque cuando estás, aunque falte mucho, no falta lo esencial.