Ya ha llegado el inicio del año escolar y nos toca regresar a ritmos más estructurados. ¿Cómo podemos ayudar nuestros pequeños a ajustarse de nuevo a la rutina escolar y tener éxito en sus estudios?
Primero, queremos extender gracia a nuestros hijos y también hacia a nosotros mientras estamos en esta etapa de transición. Quizás los niños han estado acostándose muy tarde y ahora necesitamos que se acuesten temprano para que puedan despertarse a tiempo. No vamos a lograr el cambio de un día al otro sin luchas. Pero podemos ir bajando la hora de dormir poco a poco durante toda una semana. Y si no lo logramos un día, hay gracia para intentarlo el siguiente día.
Segundo, debemos considerar las distintas personalidades de nuestros hijos. Cuando mi hija hacía berrinches cada día antes de ir al jardín, una amiga me sugirió que quizás ella necesitaba una rutina más lenta en las mañanas. Al despertarla más temprano, con tiempo para abrazos y palabras de amor y afirmación antes de levantarse, su actitud cambió, y nuestra rutina mañanera fluyó mucho mejor.
También nos puede ayudar incluir diversión. Cuando mi esposo quería que los niños alistaran su ropa escolar la noche anterior de clases, pidió que los niños hicieran ¨hombres de ropa¨ en el suelo de sus habitaciones. Podían posarlos en posiciones divertidas, saludándose o chocándose las manos, esta idea nos ayudó a que la ropa de la escuela esté lista para la mañana siguiente.
Por supuesto, hay pasos que podemos tomar para ayudar a nuestros hijos con la elaboración de sus tareas en casa. Cuando establecemos rutinas de lugares y tiempos fijos y eliminamos distracciones nuestros hijos tendrán éxito. Si necesitan más motivación, podemos acompañarlos (¡sin hacer su trabajo!) y podemos animarlos con pequeños incentivos.
Pero la ayuda más importante que podemos brindar a nuestros hijos es mantener nuestro hogar como un refugio de amor y aceptación para ellos. Están experimentando cosas nuevas, saliendo de su zona de confort, y aprendiendo mucho. Todo eso requiere de mucha energía. El tiempo con la familia debe ser el albergue en donde nuestros hijos pueden descansar, reflexionar sobre sus experiencias, pedir ayuda en sus luchas, y preguntarnos acerca de la vida. Tal como Dios nos guía con amor, animándonos e instruyéndonos en la vida cotidiana, queremos guiar y ayudar a nuestros hijos, mientras enfrentan las oportunidades y retos del retorno a sus estudios.
Beth Saavedra
Iglesia la Viña-Quito
www.vinaquito.com