«…trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu

Abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también».  2 Timoteo 1:5

En la actualidad la definición de familia ha sufrido tantos cambios que pareciera que nadie podría definirla con claridad, hay tanta confusión que se vive de acuerdo a nuestra conveniencia o necesidad. El diseño perfecto original no ha cambiado, padres que enseñan y entrenan a sus hijos, abuelos que son respetados y brindan sabiduría e hijos que honran a sus padres y abuelos.

Hay que volver al fundamento y que los padres guiemos a nuestros hijos a respetar a los abuelos: “Si al padre honra a los abuelos doble honra”

Las enseñanzas de los abuelos trascienden, se convierten en referentes de vida, la entrega de amor y tiempo que dan los abuelos cubre las deficiencias que los padres inexpertos tenemos y dan identidad familiar a nuestros hijos. La historia de un niño no empieza el día que nace o es concebido, inicia por lo menos 100 años antes de nacer ya que según la Biblia, hay consecuencias hasta la 3ra. y 4ta. generación, (Éxodo 34:7). Según el sociólogo e historiador Carle C. Zimmerman, en su monumental obra «Familia y civilización» (1947), las civilizaciones que inician un declive, si no se corrigen para la 3ra. o 4ta. generación se debilitaran tanto que incluso pueden desaparecer.

La vida del Abuelo es una inspiración para los nietos y nietas.

Han cambiado tanto las generaciones, aún en las películas, en la música, en los cuentos modernos, pareciera que el rol del abuelo poco a poco va desapareciendo. Recuerdo la música infantil que escuchaba en mi niñez, plagada de cuentos musicales sobre los abuelos: “di porque dime abuelita, di porque son tus cabellos como la espuma del mar. . . “ ó “ dame el llavero abuelito y enséñame tu ropero, con cosa maravillosas y tan hermosas que guardas tú”. (Gabilondo Soler, Cri Cri).

Cuentos donde los abuelos eran héroes.

En una sociedad donde se anhela la eterna juventud desechamos la sabiduría del anciano, donde todo es desechable, nos desprendemos de lo que ya no es útil o necesario y han crecido por todas las ciudades modernas los asilos de ancianos, no es que este mal, pero si nos olvidamos de ellos, hemos deshonrado a Dios al olvidarnos honrar el rostro del anciano.

Mientras la Biblia nos inspira al ver una abuela que enseña a su hija una vida auténtica y honesta, participando activamente para enseñar al nieto la fe no fingida como Timoteo. Un abuelo, Jacob que bendice a sus nietos, los hijos de José y se convierten en una alegría para vivir, puesto que creía que José había muerto y ahora conoce a sus nietos. Cuando vemos una Noemí que encuentra su alegría y trascendencia en el hijo de su nuera, Obed el abuelo del rey David, (Ruth 4:14-17), aún las mujeres se alegraron tanto del nacimiento del nieto de Noemí, que le declararon restaurador de su alma y que sustentara su vejez.

No neguemos a nuestros padres la convivencia con sus nietos que ésta sustentará su vejez y les restaurará.

Cuantos abuelos dan el legado a sus hijos al entregarse a sus nietos. La enseñanza de los abuelos sin prisa, marca y da dirección a los nietos y su bendición del abuelo abre los cielos sobre los hijos.