Perjudica decir: Si lavas los platos, te doy un chocolate.
Beneficia decir: ¿Te acuerdas como lavaste los platos hace poco? Fue de mucha ayuda.
Perjudica decir: Si no comes la sopa, no vas a crecer y serás débil.
Beneficia decir: Si comes la sopa, serás fuerte e inteligente como tu papá.
Perjudica decir: ¡Vamos, muévete! ¡Cuánto tiempo tengo que esperarte!
Beneficia decir: ¡Juguemos a quién se a lista primero!
Perjudica decir: ¡Deja de llorar!
Beneficia decir: Sé cómo te sientes, también me hubiera ofendido; hablemos de eso.
Perjudica decir: ¡Ya es suficiente, solo cálmate!
Beneficia decir: Lo entiendo, pero sabes que no puedo permitírtelo.
Perjudica decir: ¡Lo haces mal, mejor yo lo hago!
Beneficia decir: Te voy a enseñar un sencillo truco para que los hagas mejor y rápido.
Perjudica decir: ¡Nos vamos ya, porque yo digo!
Beneficia decir: Sé que quieres jugar, pero ya tenemos que irnos.
Perjudica decir: ¡Mira lo que hiciste!
Beneficia decir: Sé que no era tu intención, pero ten más cuidado la próxima vez.
Recuerda lo que nos dice la Biblia: “No provoquemos a ira a nuestros hijos, sino eduquémoslos en la disciplina y el temor de Dios”.
MDC/ag