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CUANDO PERDONAR PARECE IMPOSIBLE 2

CUANDO PERDONAR PARECE IMPOSIBLE 2

En el primer artículo sobre el perdón, les mencioné que se trataba de un extracto del documento “Cuando perdonar parece imposible” escrito por Tim Jackson. (consejero profesional con licencia del estado de Michigan/EEUU, jefe del departamento de consejería y correspondencia bíblica de RBC Ministries.) Si lees en inglés, su versión original está bajo el título “When Forgiveness Seems Impossible.” Te dejo la referencia del documento porque estoy consciente de que dejaré muchas partes importantes sin mencionar, debido a la limitación de espacio, pero si estas luchando con la falta de perdón, o quieres aprender un enfoque bíblico acerca del perdón, este recurso te será de ayuda.

En la sección “Patrón del Perdón” Jackson nos plante 5 partes: 1) La ofensa; 2) La confrontación; 3) El arrepentimiento; 4) El perdón 5) La restauración. Aquí cubriremos las últimas 4, (para ver de que se trata la sección ofensa, ve a la parte uno de este artículo).

Seguiré el mismo formato de preguntas personales, que tal vez te has hecho y que buscaremos juntos darle respuesta con la palabra de Dios. En mi propia lucha con la falta de perdón, estas eran ideas o preguntas que albergaba en mi propio corazón:

  •  Si te perdono… pero no quiero volver hablar contigo.
  •  Perdoné, pero él/ella sigue haciendo lo mismo ¿Cómo puedo seguir perdonando?

Así que, ¡cuídense! »Si un creyente peca, repréndelo; luego, si hay arrepentimiento, perdónalo. Lucas 17:3 NTV

 

2) La confrontación (reprensión): En este pasaje, está implícita la responsabilidad de una persona herida, la responsabilidad de actuar… “repréndelo”. Aquellos que disfrutan de poner a otros en su lugar, dirán un eufórico ¡amén!… Pero espera un momento, quiero compartir algo que trajo luz a mi condición. La palabra griega que Jesús usó para reprender fue «honrar» o «dar el debido peso o valor.»

“Hacer que la gente sea responsable de sus actos es una forma de honrarla. Eso demuestra que son lo suficientemente importantes como para que tomemos sus acciones en serio.” 1

Nuestro Señor Jesucristo nos dejó Su vida entera como modelo de amor piadoso, y el momento en que enseñaba este principio del perdón, Él pedía que la reprensión sea hecha por el bien de aquel que nos ha hecho daño. No sé si soy la única, pero yo era completamente ignorante a este principio. La confrontación que yo había aprendido se trataba de mí, estaba centrada en la persona ofendida, y por lo tanto venía desde un corazón que quería corregir una conducta en el otro para eliminar el agravio recibido, y volver a un estado de calma y autosatisfacción. Pero mira lo que Jackson nos recuerda con la siguiente pregunta:

¿Qué requiere el amor cristiano? Las escrituras nos dan varias clases de reprensión o confrontación, he aquí algunos ejemplos.

  • Orar: como nuestro Señor «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» Lucas 23:34

NTV o como Esteban: «¡Señor, no los culpes por este pecado!» Hechos 7:60 NTV

  • Cubrir pecados en amor: Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados. 1 Pedro 4:8 NTV.

Esto es aplicable cuando los pecados u ofensas estén por encima de la capacidad de comprender del ofensor, por ejemplo, en casos de niños pequeños, creyentes inmaduros espiritualmente o aquellos que no tienen el Espíritu de Cristo (no creyentes).

“…Debemos tener cuidado de que nuestra misericordia sea lo mejor para la otra parte, y no solo un esfuerzo engañoso para evitar la confrontación. 2 ”

  • Confrontación: Siempre debe ser hecha en amor, con el deseo de beneficiar al creyente que me ha ofendido. Pueden verse de diferentes maneras; a veces entre cónyuges, una simple mirada es suficiente para llamar la atención en amor; o una pregunta sencilla ¿amor, sabes como me hace sentir esto?, puede hacerse un comentario a su hijo «me importas demasiado hijo, y pasar por alto lo que hiciste no sería amoroso»; en otras ocasiones, la naturaleza de la ofensa o pecado y la actitud del que ofende, requieren una reprensión directa «Lo que hiciste me hirió mucho, y quiero que sepas que traicionaste mi confianza, y esto está dañando nuestra relación, necesito que hablemos al respecto. » Cristo mismo nos dejó un hermoso ejemplo de reprensión con palabras amorosas para Marta: “El Señor le dijo: Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará” Lucas 10:41 NTV. Nadie duraría del amor del maestro por Marta. Las escrituras presentan algunos ejemplos de reprensión directa. Lee 2 Samuel 12:1-14 Natán uso una analogía creativa para confrontar al rey David por los pecados de adulterio y homicidio.

Cuando reprendemos a alguien que ha pecado contra nosotros, ¿dudaría alguien de nuestro amor e interés por ellos? ¿Estamos actuando en amor piadoso? ¿Somos reflejos del amor de Dios para esa persona? ¿Estoy honrando a mi Señor al ser un instrumento de restauración y bendición para mis hermanos? Tenemos esperanza en Él, si ves pecado como yo lo vi, ve a tu Padre, confiésalo, y pídele que te conceda un corazón humilde, valiente y mayor fe para vivir este llamado de reprender y confrontar en amor.

“Ya sea una confrontación suave o directa, debemos siempre ser cuidadosos. Las reprensiones hechas en amor no deben hacerse fácil ni rápidamente. Algunas personas se deleitan en poner al otro en su sitio. Eso no fue lo que Jesús abogó. Una reprensión considerada debe hacerse en el momento adecuado y estar ajustada a las necesidades de la persona (que ofende). Una persona sabia debe poder interpretarla correctamente como un regalo de amor que tiene intención de edificar y no de destruir( Efesios 4:29/ Proverbios 27:6) ” 3

La mayoría de nosotros esta en el grupo de los que no quieren confrontar por temor, porque preferimos callar y evitar conflictos, al punto de negar el dolor, y auto engañarse. Otros estamos en el grupo de los que confrontamos el mas mínimo detalle, y jugamos a los policías celestiales, nos parecemos más a los árbitros de fútbol que contamos únicamente con tarjetas rojas, queremos ser la cuarta persona de la trinidad, y llenos de una falsa piedad, buscamos cambiar a nuestros hermanos sin siquiera examinar la viga en nuestro propio ojo. Sea cual sea tu tendencia, ¡Nuestro Dios está vivo! es: Manso, Amoroso, Justo, Sabio, Fiel, Paciente, Recto, Perfecto, Infinito, Bondadoso, Todopoderoso, Onmipresente, Creador, Él nunca cambia y está en nosotros a través de su Precioso Espíritu. La confrontación requiere una relación con tu Señor, una dependencia absoluta, una llenura del Espíritu Santo y fe que glorifica en cada paso. Clama a tu Padre, cuando seas confrontado y cuando debas confrontar. No estamos solos en esto. ¡Él está con nosotros! ¡Él es el mismo ayer, hoy y siempre¡

  •  ¿Puedo saber con seguridad que he sido perdonado?
  •  ¿Cómo puedo saber si debo extender perdón?

 

3) El arrepentimiento: En mi proceso de aprendizaje a través de caminar con mujeres y hombres piadosos, recuerdo que dos de ellas, que son americanas, siempre hacían una aclaración sobre la palabra arrepentimiento, y recuerdo el comentario reciente de una de ellas “quiero ser cuidadosa de que no se mal entienda esta palabra en español”…y creo que ahí me di cuenta que muchas veces usamos la frase “me arrepiento” sin realmente saber lo que la biblia enseña al respecto, en especial si eres un hijo de Dios, debes asegurarte de entender su significado.

“Arrepentirse significa cambiar de parecer, cambiar de dirección. Se refiere específicamente al cambio de corazón y mente necesario para que haya una verdadera variación en la conducta.” 4

Pienso en tantas veces que mi querida hermana en la fe me hizo la siguiente pregunta, ¿lloras porque entiendes que has pecado contra Dios, y quieres cambiar? O ¿Lloras porque te descubrieron y ahora tu reputación se ve afectada? Estas preguntas me despertaron a la tendencia de mi corazón pecaminoso. El corazón sin arrepentimiento se justifica, se excusa, se protege, trata de minimizar el daño, niega el pecado, humilla y ridiculiza al pecador ofendido, puede ser frío y calculador. El corazón arrepentido no puede reconstruir lo que destruyo, pero si puede ayudar en el proceso de limpieza o restauración.

“Aunque los ofensores no pueden recoger la leche derramada, pueden ayudar a limpiar lo que han ensuciado. Pueden admitir su falta y luego ofrecer evidencia de que su arrepentimiento es verdadero. ” 5

El corazón arrepentido admite su pecado, principalmente ante un Dios Santo, Santo, Santo, y también ante las partes afectadas; hace lo que puede para restituir el daño, afirma que no hay excusa para el daño que el pecado causó, toma responsabilidad, y en humildad suplica misericordia, y con tranquilidad y mansedumbre recibe las consecuencias. Lee 2 Samuel 12:13- 24 y Salmo 51. Espero que este corazón te resulte familiar, porque si estás en Cristo, tu corazón debe haber experimentado este proceso, el proceso del pecador que se arrepiente de sus pecados, deja sus caminos y busca los caminos de Dios, la confesión de pecados requiere que reconozcas tus ofensas ante Dios primero, y que las aceptes, sin negar el veredicto de Dios, sin justificar, reconocemos que estamos muertos porque la paga del pecado es la muerte.

No negamos que somos pecadores enemigos de un Dios Justo… ¡pero Dios! …El Gran Dador de Perdón, nos entrega Su gracia. Es por Su obra en Cristo que recibimos el perdón por nuestros pecados. Mi pecado no fue simplemente olvidado o pasado por alto, la paga de mi pecado fue muy costosa, El Santo y Justo pagó por mis pecados, por mis ofensas, por mi falta contra Dios y contra los hombres. ¿Ahora lo ves? El proceso de perdón hace eco constante del evangelio que nos salva. Ese evangelio que es estandarte de la iglesia. Llevamos Su Nombre en nosotros, ahora es Su reputación la que manchamos cuando no perdonamos. Ya no se trata de nosotros.

  •  ¿Qué hago cuando ya he perdonado, pero sigo recordando lo que me hicieron?
  •  ¿Hay algún límite para el perdon que recibo de Dios?

 

4) El perdón: Recordemos la definición de perdón. “El perdón es la cancelación voluntaria y por amor de una deuda.” El llegar a este punto requiere que pases por los anteriores, creo que es obvio, pero lo digo porque a veces saltamos de la ofensa al perdón, y creo que la mayoría de las relaciones dañadas tienen una necesidad de evaluar si el perdón es un perdón acorde a lo que Dios nos enseña, o si es un perdón basado en autosuficiencia, ideas new age, o ideologías centradas en lo poderosos que somos al ser nuestros propios salvadores. Revisa la última sección del folleto de Tim Jackson para examinar “Conceptos errados acerca del perdón” (pag. 21).

Esa cancelación voluntaria y por amor de una deuda, solo cobra sentido a los pies de la cruz de Cristo. El Dios trino tomando la iniciativa (voluntaria) por amor (de tal manera amo Dios al mundo) de cancelar la deuda que cada uno de nosotros tiene ante el Creador del Universo. Tim Jackson se dirige a dos creyentes, que están buscando el perdón, cuando dice lo siguiente:

“El perdonarse mutuamente quita los obstáculos a una relación honesta de amor y crecimiento. Elimina las razones para la evasión, la distancia y la frialdad. Cuando lidia con una ofensa, un corazón perdonador puede decir justamente: ya no voy a tener esto en tu contra. Me doy cuenta de que sabes que me has herido y que no estuvo bien que lo hicieras.” 6

Debido a que la obra de Cristo nos concedió el perdón, queda sentado que el perdón bíblico es una transacción únicamente posible entre dos creyentes. Esto no quiere decir que si el conflicto es con un no creyente no vas a perdonar. Este es un tema de otro artículo, pero estamos enfocándonos en el perdón que tiene como pre-requisito el arrepentimiento, y el corazón no arrepentido está aún en una condición de muerte y tinieblas, sin entendimiento, sin el Espíritu de Dios. Muchos de nosotros sufrimos las consecuencias de tratar de que nuestro ser amado actúe como si estuviera en Vida, pero si tan solo nuestras oraciones fueran por su salvación y arrepentimiento, actuaríamos con mayor misericordia hacia los que amamos. El creyente siempre tiene una actitud de perdón hacia el no creyentes, porque tenemos esperanza, la Esperanza que nos salvó, y que puede salvar a nuestro ser amado.

Tenemos muchas personas en nuestras iglesias que profesan ser creyentes pero que realmente están en un engaño. Es dentro de este contexto que el principio de “evidencia de arrepentimiento” debe considerarse, y es aquí que podemos considerar la opción de “retener el perdón” únicamente buscando la restauración del ofensor o incluso guiarlo a autoevaluarse si está en Cristo. Jackson menciona las acciones de disciplina de la iglesia para lidiar con pecados recurrentes en aquellos que profesan ser creyentes pero que no tienen evidencia de arrepentimiento. Si tienes dudas al respecto, te invito a leer 1 Juan y en oración, autoexaminar tu vida a la luz de la palabra.

Por último hay dos ideas que Jackson nos recuerda sobre el perdón, como un balance necesario de recordar, cito:

“No es correcto que las personas ofendidas retengan el perdón si no han estado dispuestas a ofrecer la confrontación (reprensión) honesta y en amor que Cristo pide. El perdón se puede retener justificadamente solo si dicha acción está motivada por el amor cristiano, la clase de amor que se preocupa lo suficiente como para realizar la difícil tarea de hacer saber que hay un problema que está amenazando la relación.” 7

“Dios no perdona de manera que se puedan eliminar todas las consecuencias de nuestro pecado. Perdona para que podamos disfrutar el hecho de que nos acepta por amor. Perdona para ofrecernos una relación a pesar de las pérdidas ocasionadas por nuestro pecado. Quieta la culpa y la vergüenza eternas, pero no todas las cicatrices y consecuencias con las que tenemos que vivir” 8

  • No puedo perdonar porque no es justo. Lo que me hizo fue muy duro, y no puedo dejar que se vaya así no más.
  • He orado para que él/ella me perdoné, pero nunca pasa nada.

 

5) La Restauración: Las dos posiciones mencionadas, son las voces de un conflicto que viví recientemente, yo amo mucho a esta persona y se que ella me ama, pero no lográbamos llegar a términos. Las ofensas mutuas fueron muy dolorosas, y solo por la obra de Dios en ambos corazones, nos permitieron experimentas lo que Tim menciona en este último punto.

“Cuando ha habido una separación en una relación y las cosas se corrigen a través del arrepentimiento y el perdón, hay un momento maravilloso de liberación que las palabras no pueden describir.”

Me encantó que cuando le pregunté a mi hermana en la fe, cómo describiría la restauración de nuestra relación, ella me dijo, “es algo divino”…por mi parte yo pensé… ¡es un milagro! Ambas atribuimos el proceso por el que pasamos a una obra de Dios. No había manera de que dos pecadoras como nosotras hubieran podido llegar a la restauración de una relación tan dañada.

“La restauración en nuestras relaciones humanas nos da un sabor finito del gozo que Dios experimenta cuando vamos a Él arrepentidos admitiendo nuestro pecado. Después de todo, a Dios le encanta perdonar… El mensaje del evangelio es el perdón que lleva a la reconciliación:

La restauración de la relación rota entre Dios y el hombre. Los que una vez estábamos alejados de Dios viviendo en oposición a Él hemos sido acercados para disfrutar una relación restaurada con Él (Romanos 5:8-11/Colosenses 2:12-19)”

El Costo del Perdón

No puedo decir que el proceso es fácil, ha sido muy difícil, pero el gozo de la restauración y la libertad en Cristo lo valen. Creo que el mayor conflicto en nuestros corazones (el mío y el de mi hermana en la fe) era el de justicia. Mi corazón tenía un entendimiento de justicia, y el de ella otro, ambas caímos rendidas cuando Su sentido de Justicia, la verdadera Justicia, la única que cuenta, La Justicia de Dios, desplegó las respuestas que nuestros corazones anhelaban, pero que nuestra carne no podía aceptar. Hago este comentario, porque sé que vivimos en guerra espiritual, y la obediencia a Dios requiere que nuestra carne, nuestros deseos, nuestros corazones mueran.

Quiero terminar con esta última cita, que expresa de mejor manera cualquier cosa que yo pueda decir.

“Se requiere un precio alto de las dos partes involucradas en el proceso del perdón. El mejor ejemplo del alto costo del perdón fue el que Dios pago para perdonarnos a cada uno de nosotros: castigo a Su Hijo por nuestro pecado… Para el ofendido, el costo es renunciar a la exigencia de buscar la venganza ahora (Romanos 12:17-21), cancelando la deuda y procurando la restauración de la persona arrepentida. Para el ofensor, el costo implica una confesión humilde y arrepentimiento, negarse a ocultar lo que uno hizo, aceptar que se hizo lo que se hizo, asumir la plena responsabilidad de las acciones propias y las consecuencias de esas acciones, hacer restitución siempre que sea posible, negarse a dar excusas, y un quebrantamiento que suplica misericordia y recibe gracia con gratitud. ”

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23 septiembre, 2021

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