Recuerdo una historia. Un señor fue donde el pastor y le dijo «Quiero que ore por un milagro, quiero que mis rodillas dejen de doler». El pastor, amablemente cerró sus ojos y dijo «Dios, te pido que a mi querido amigo le des la tenacidad y perseverancia para que salga a trotar todos los días, baje de peso y así sus rodillas empiecen a sanar».
El amor propio nace en lo profundo de nuestro corazón, sin duda alguna. Se complementa con decisiones que lo sostengan, entre ellas, alimentarte bien, hacer ejercicio, dormir a tiempo.
Muchas veces hacemos de menos nuestra imagen física pensando que lo único que importa es valorarnos. Está bien aceptarnos como somos pero no está bien descuidarnos. Si Dios nos dio un cuerpo
Cuidar tu cuerpo también es algo espiritual porque aporta al equilibrio entre tus emociones, autoestima y físico.