Goliat tenía la armadura de iroman menos el casco, estaba protegido todo su cuerpo menos la cabeza. Goliat tenia un escudero que lo podía dejar solo en batalla. Dios nos da una armadura completa tenemos casco y manejamos nuestro propio escudo.
Goliat tenía un discurso armado, mismo que lo repetió a los israelitas durante cuarenta días y, ellos estuvieron escuchando estas palabras por todo ese tiempo pues al día cuarenta David llegó a donde sus hermanos estaban y cambió la historia. Una mentira repetida muchas veces se vuelve una verdad en nosotros pues la hemos aceptado como cierta.
¿Que nos repite el enemigo? ¿Que nos ha venido diciendo desde hace algún tiempo? Que somos inútiles, incapaces, que no podemos, que Dios no nos usará por lo que hemos hecho, que Dios no esta con nosotros y de nuestro lado, que no merecemos nada. Lo que los israelitas escuchaban y veían era muy impactante, la presencia de Goliat los limitaba y lo que él decía los bajoneaba.
Ellos ya estaban vencidos antes de iniciar la batalla, estaban paralizados frente a Goliat.
¿Cómo ataca el gigante?
Desde mi experiencia he notado que el gigante que creemos ver, nos ataca desde nuestras debilidades (es decir: Todas aquellas cosas que sabemos que tenemos que dejar pero no queremos), pecados no confesados (vivimos en un sistema corrupto por la maldad y muchas de las veces no queremos ver al pecado como es y le damos otro nombre), culpas (arrastramos un pasado y no le dejamos ese pasado a Dios). Estas son cosas limitan nuestro crecimiento en Él y alcancemos un nuevo nivel de fe.
Cuando el gigante conoce esto, se burla de nosotros, nos hace sentir mal, con el tiempo nos llegamos a creer sus mentiras y las vemos como verdad.m Pero Dios nos quiere bien por eso nos da su armadura para vencer.