Gracias por cada cosa que creaste, cuando veo a mi alrededor no puedo negar que tu mano estuvo allí. Solo tú pudiste diseñar con tanta belleza, a detalle y a pulso.
Gracias por darnos la oportunidad de vivir aquí, de alimentarnos de crear y de disfrutar.
Enséñanos a valorar la obra de tus manos, porque estamos seguros que le pusiste un pedazo de tu corazón. Danos sabiduría para cuidar, para usar sin destruir y para conservar. Que nuestras futuras generaciones cuando miren la belleza de tu creación, puedan estar convencidos de que tú existes.
Que nuestras manos lleven vida y esperanza, que nuestros ojos no se cansen de ver tus maravillas y que nuestro corazón encuentre la armonía y esperanza que necesita al fundirse con la obra de tus manos.
Te amamos y amamos lo que hiciste, nosotros mismos somos parte de esto y queremos vivir honrando lo que nos entregaste un día, enséñanos a amar como tú, a vivir como tú y a cuidar como tú.
“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?Le has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies:Ovejas y bueyes, todo ello,
Y asimismo las bestias del campo,Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los senderos del mar.!!Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!”(Salmos 8: 3-9)