Hoy aquí en la Galería de la Fe, nos sorprende la presencia de un reconocido polímata italiano (experto en varias artes y ciencias) Leonardo Da Vinci a menudo recordado como un artista legendario y un prolífico inventor. Considerado una de las mentes más prodigiosas en la historia de la humanidad, es recordado como el “padre del renacimiento”
Asimismo, fue un hábil estudioso en muchas áreas del conocimiento tales como la anatomía, la pintura, la arquitectura, la ingeniería, la botánica, la fisiología, la zoología, la astronomía, la geografía, la escultura, las lenguas, la filosofía, la epistemología, la música y otras materias.
De acuerdo al autor biográfico Jean Claude Frère, Da Vinci no solo creía en Dios, sino que a menudo lo invocaba y también concebía que “Dios estaba ligado a un amor por la naturaleza y a la contemplación de la Creación infinita» Plasmando sus pensamientos más notables al respecto, Leonardo escribió:
Tú, Oh Dios, en verdad nos vendes todas las cosas buenas al precio del trabajo”»¡Oh! ¡Cuán admirable es la imparcialidad Tuya, Tú Primer Autor! Tú no has querido que ninguna potencia falle en el orden o en las cualidades necesarias para sus resultados» «Te obedezco a Ti Señor; primeramente por el amor que con toda razón debo de tener hacia Ti; en segundo lugar porque Tú puedes acortar o prolongar la vida de los seres humanos»
En lo que es quizá la expresión escrita más clara de una fe religiosa en línea con el cristianismo, Da Vinci habló sobre el camino Jesús en contraste con la efímera banalidad humana, escribiendo:
“Hay quien deja que pase el tiempo y no crece en virtud; mientras más pienso en ello, más me entristezco. Ningún hombre podrá tener la capacidad de ser virtuoso si no abandona primero su propio honor para mejorar. La buena fortuna no tiene ningún valor para ayudar a aquél que no sabe trabajar. Se vuelve dichoso el hombre que sigue a Cristo. Hoy entre varios hombres de ciencia y arte, emerge la figura de Leonardo Da Vinci en la Galería de la Fe.