Todos fallamos. Desde el más grande hasta el más pequeño. Todos caemos, incluso los reyes de la tierra.

La pregunta no es ¿por qué caí? o ¿será que voy a fallar?

La pregunta es: ¿qué vas a hacer después de la caída?

Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.

Proverbios 16:18 (DHH)

Orgullo «nivel dios»

La Biblia nos habla de muchos reyes y gobernantes. Quiero que veamos la vida de dos. Un rey egipcio (El Faraón en tiempo del Éxodo) y un rey de Babilonia (Nabucodonosor II).

Amenhotep II

Amenhotep II

El primero lo llegamos a conocer en el libro del Éxodo. Éste no era el mismo faraón que conoció a José, por lo cual olvidó lo que Dios y la familia de José hicieron por el reino y los esclavizaron (Ex 1:8-11). Cuando Dios levanta a Moisés para confrontarlo y sacar al pueblo de Israel de su cautiverio el rey endureció más y más su corazón. La historia termina con la muerte de su hijo, y todos los primogénitos egipcios (Ex 12:29) y la muerte del rey y su ejercito en las aguas del Mar Rojo (Ex 14:28).

Nabucodonosor II

Por otro lado el rey Nabucodonosor, lejos de ser una buena persona, continuamente expandía su reino y ganaba más y más poder, como leemos en el libro de Daniel. Es el mismo que erigió una estatua de sí mismo y lanzo a los amigos de Daniel al horno de fuego (Dan 3). Este rey recibía sueños extraños los cuales Daniel era capaz de interpretar y en una ocasión Daniel le revela que va a sufrir una enfermedad que lo dejará como animal salvaje en los campos si no se arrepiente ante Dios(Dan 4:25-27). Sin embargo éste rey continua de la misma manera y sufre exactamente lo que profetizó Daniel. La historia termina con que el rey reconoce sus fallas y reconoce al dios de Daniel como el Dios verdadero (Dan 4:34-35).

Ambos reyes tuvieron un orgullo descomunal. Como era común en sus tiempos, eran reverenciados como dioses. Estaban acostumbrados a ser llamados «mi dios» o «Su majestad, hijo de los dioses». No es sorprendente que cada uno haya caído por su gran orgullo. Sin embargo vemos que el resultado en la vida de cada uno es muy diferente.

Humildad y Restauración

La historia del rey Nabucodonosor es interesante por varias razones. Primero, está escrita en primera persona. En Daniel 4:1-2 comienza la historia como decreto real de parte del rey. Te postulo una pregunta: Si fueses el rey más poderoso de la tierra y por más de 1 año y medio (posiblemente 7 años) estuvieras en la naturaleza oliendo, comiendo, actuando y viéndote como animal de campo ¿lo escribirías para que el mundo lo recuerde para siempre, o lo esconderías de los registros históricos? Sin embargo para Nabucodonosor era casi un gozo y un orgullo contarlo, pues dice «Me ha parecido bien declarar las señales y maravillas que ha hecho conmigo el Dios Altísimo.» (Dan 4:2)

Dios puede hacer caer incluso a los reyes más grandes de la tierra. O como dijo Nabucodonosor «El puede humillar a los que caminan con soberbia«. (Dan 4:37)

Mi pregunta final para ti es: Cuando llegues a caer (porque es inevitable) ¿vas a reaccionar como Faraón o como Nabucodonosor?

Estoy bastante seguro que algún día en la eternidad podré conversar con el rey de Babilonia, pero tristemente el de Egipto no estará allí.

Entonces, si incluso los reyes caen. ¿Cómo vas a reaccionar tú?