Barac le respondió a Débora: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Jueces 4:8.
Crecí de la mano de una guerrera, me crié junto a una conquistadora (hablando de mi madre y hermana) Estoy seguro del valor de la mujer, pero también estoy consciente de la violencia y la desigualdad que ha tenido que enfrentar a través de la historia.
No fue hasta el año1900 en que se permitió a la mujer participar en los juegos olímpicos celebrado dicho año en París. El sufragio femenino en Ecuador fue garantizado en la Constitución de 1929, convirtiendo al país en el primer estado de América Latina en dar a las mujeres el derecho al voto. Es una fecha relativamente cercana, este cambio constitucional se dio luego de que la doctora Matilde Hidalgo solicitara votar en las elecciones legislativas de 1924.
Podemos resaltar a muchas mujeres que han dado pasos de guerra para luchar contra las desigualdades sociales. Pero no dejo de admirarme de aquellas que renunciaron a sus sueños para seguir los de Dios, aquellas guerreras que nombra la Biblia y otras con las que contamos y tenemos el honor de conocer.
Deja de concentrarte en estas letras y acompáñame a los tiempos en que Israel había sido oprimido 20 años por Canaán, podría ser otra historia común, en que algún ungido de Dios toma el control de todo y con la ayuda de Jehová derrota al enemigo. Pero esta vez se romperán los órdenes «naturales» aquellos establecidos por los seres humanos y se verá un común denominador en la Biblia: Dios utilizando el último escalón de los paradigmas humanos y exaltando a los humildes, a los últimos a los abandonados a los «inutilizables».
Un día, Débora envió a llamar a Barac y le dijo:
—¿No te ha mandado Jehová, Dios de Israel, diciendo: “Ve, junta a tu gente en el monte Tabor y toma contigo diez mil hombres. Yo atraeré hacia ti, hasta el arroyo Cisón, a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos”?
Barac le respondió: Si tú vas conmigo, yo iré; pero si no vas conmigo, no iré.
Ella dijo: Iré contigo; pero no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en manos de mujer entregará Jehová a Sísara. (Jueces 4:6-9)
Dios es claro al momento de decirnos cuál papel debería cumplir el hombre al momento de tener una responsabilidad en su trabajo, familia o iglesia. Uno de los principales es el de someterse a Dios, como quien es esclavo por amor.
Pero hemos visto hombres autodefinirse como machos, insensibles, agresivos, autosuficientes, dueños «legales» de sus esposas y controladores de sus límites. Son estos quienes deben conocer a Débora, quien les extenderá la ayuda necesaria para derrotar a sus enemigos y les hará entender quién es el que se llevará la gloria.
La mujer fue creada por Dios, como corona de la naturaleza, no de último si no por encima de lo antes creado, no con la intención de tenerla presa, si no libre.
A diferencia de muchas religiones y creencias, pienso que la mujer no nació con la intención de ser sombra de un hombre, si no de ser un frente de guerra a su lado. Por eso no fue creada desde los pies si no desde la costilla.
En la vida tendremos luchas, guerras y desafíos personales, estoy seguro que podrás enfrentarlas, pero si una mujer está a tu lado te volverás adicto a las victorias, compartirán suspiros y gritos de guerra; y si la vida te pone frente a un castillo custodiado por un dragón, grítale a la damicela de la Torre más alta y juntos derroten a ese reptil. Ojalá no te dejes llevar por los estereotipos.
