El Día del Padre es un día especial, y muchos lo festejan con alegría y gozo. Pero como todo día especial, otras personas lo perciben como un evento difícil y en ocasiones bastante triste y hasta sentirlo como “una molestia.”
Las experiencias de cada persona con relación a su padre pueden ser muy variables. Si la vivencia en la niñez y adolescencia ha sido al lado de un padre cariñoso, atento, y amoroso; la figura del padre de sangre y hueso (terrenal) produce sentimientos agradables. En cambio muchos han sido afectados por las falencias de un padre que tomo decisiones erróneas, se comportó bruscamente, o aún se ausento o estuvo distante toda la vida.
La figura del padre y las experiencias se graban en la mente y el alma de la persona. En ocasiones esto está grabado en la inconciencia, y no se ha podido contactar o analizar los efectos que estos han producido en el hijo/a. Luego cuando considera la vida espiritual y le hablan sobre Dios como PADRE, suben unas emociones mixtas. A veces se siente una resistencia para relacionarse con Dios que no parece tener explicación.
Puede ser que esté sucediendo LA TRANSFERENCIA. Esto es una situación mental y del alma y en muchas ocasiones es automática e imperceptible. Al escuchar la palabra “Padre,” automáticamente la mente recuerda y muestra imágenes del padre terrenal. Las características de ese padre suben y uno coloca esas características SOBRE el Padre Dios, o Padre Divino. Un ejemplo es lo siguiente: Si el padre terrenal es cariñoso, amoroso, y ha mimado al hijo/a, entonces esa persona encuentra fácil sentir y responder en la relación con Dios Padre con facilidad, porque cree que Dios será como el padre terrenal. En cambio si la experiencia con el padre terrenal ha sido difícil con características negativas, la persona resiste relacionarse con Dios Padre porque su mente le hace pensar que ese Padre Divino se comportara igual o peor que su padre terrenal y brota la desconfianza y distanciamiento.
Que podemos hacer con esta situación de LA TRANSFERENCIA? Esto requiere de un proceso y labor con los pensamientos y conocimientos, además del ejercicio de la voluntad y la fe. Primero tenemos que hacer un análisis de la relación con nuestro padre terrenal e identificar las características que están o estuvieron presentes. Luego es bueno tomar un poco de tiempo y estudiar la Palabra de Dios (La Biblia) para conocer el carácter de nuestro Padre DIVINO. Es importante distinguir lo terrenal de lo divino. No son lo mismo. Y nosotros como seres humanos tenemos que aprender a relacionarnos con el Padre DIVINO como EL ES, no como pensamos o sentimos que él es. Abrir nuestros oídos y ojos espirituales con la ayuda del Espíritu Santo es necesario. Podemos ejercer la mente y decir, “No voy a seguir con el hábito
de LA TRANSFERENCIA. Voy a tener más cuidado y mirar al verdadero carácter de mi Padre Celestial Divino.” Día por día puedo aprender a aceptarle y relacionarme con EL cómo mi Padre Divino que El ES. Poco a poco al darnos cuenta, cancelamos la transferencia y nos podemos gozar en el verdadero amor incondicional y perfecto de nuestro PADRE DIVINO.
Jesucristo dijo que si queremos conocer al Padre Divino lo podemos hacer a través de Jesús, quien es el vivo imagen del Dios Padre Divino. ( San Juan 10:30; Hebreos 1:3; Colosenses 1:15 al 17; y Salmo 145)
ESCRITO POR: Betty Van Engen