Pensemos que la misericordia es la sabiduría con rostro de compasión y bondad.
Pensemos que la misericordia es la paciencia en acción.
Pensemos que la misericordia no niega un favor que quien te lo pide, si en tu mano está el otorgarlo.
Pensemos que la misericordia no solo consiste en hacer una buena obra, sino en hacerlo con alegría.
Pensemos que la misericordia es otorgar una segunda oportunidad al culpable.
Pensemos que la misericordia es conceder perdón por amor propio.
Pensemos que la misericordia es hacer el bien al que te hace mal.
Pensemos que la misericordia es darle a la gente lo que necesita, no lo que merece.
Pensemos que la misericordia es ser amable con los que te ofenden.
Pensemos que la misericordia no te coloca en una posición de privilegio, sino de sacrificio.
Pensemos que la misericordia pone a las relaciones antes que las reglas, a la gente antes que las políticas.
Pensemos que la misericordia elige el amor sobre la ley, elige a Jesús y al prójimo sobre nuestro propio ego.
Pensemos…