En la Galería de la Fe hoy visitamos a Priscila, esposa de Aquila, que fue uno de los pilares de la iglesia primitiva en Jerusalén. Esta mujer de fe y su esposo Aquila eran fabricantes de tiendas como lo era Pablo y fueron en un viaje misionero con el apóstol a Siria.
Pablo probablemente supo que iban a ser útiles en la proclamación del Evangelio y por eso los invitó para que lo acompañaran. Recordemos que ellos manejaban bien el Evangelio cuando fueron escuchados por Apolos de Alejandría al cual le enseñaron las Escrituras acerca de Cristo, de alguna manera lo prepararon o lo orientaron y Apolos posteriormente, se convirtió en uno de los mayores evangelista de la iglesia primitiva, puedes revisar el libro de los Hechos en el capítulo 18 para ampliar esta información.
Pablo sabía claramente el valor de la mujer, y en este caso, el de Priscila que era clave junto a su esposo. De hecho Pablo los llamaba, “mis colaboradores en Cristo Jesús, que arriesgaron sus vidas por la mía”. Una cosa es proclamar el evangelio, y otra es arriesgar la vida por defenderlo, pero Priscila no volvió atrás en esta misión dada por Dios.
Priscila no tuvo miedo de enseñar a otros la vida eterna en Cristo Jesús, incluso si eso significaba la muerte. Por eso hemos incluido a Priscila entre los nombres que merecen estar inscritos en «La Galería de la Fe».