Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de un toque, de una sonrisa, una palabra amable, un oído presto a escuchar, un cumplido honesto, o un pequeño acto de amor, todo lo que tiene el potencial de transformar una vida. Leo Buscaglia
Cuando el amor es una teoría, es seguro, está libre de riesgos. Cuando el amor está solo en el cerebro, no cambia nada, pero el amor es demasiado hermoso para mantenerlo encerrado detrás de la frente, como si fuera un prisionero. El amor hace cosas y esas cosas crean recuerdos que se quedan para toda la vida.
Recuerdo un verano precioso que pasé con mi familia en una hacienda con ganado, árboles de naranjas, mandarinas, papayas, badeas, y un pequeño río con agua cristalina en el que podíamos ver y sentir a los peces y camarones pasar por nuestros pies.
Siempre que recuerdo ese verano, se dibuja una sonrisa en mi rostro. Es que los recuerdos son como huellas que dejamos en el camino. El escritor Jean Paul Ritcher dijo que “El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”. Y yo lo creo así.
Como padres, tenemos la oportunidad de crear hermosos recuerdos en la vida de nuestros hijos y para aquellos que hemos pasado al estado de máxima felicidad- me refiero a ser abuelos- en la vida de nuestros nietos.
Algunas sugerencias para crear recuerdos felices en el alma y mente de su hijo:
- Las reuniones entre familia, con tíos, primos, abuelos, son perfectas para crear gratos recuerdos. Los niños pueden ser incluidos en la planificación de juegos para que participen grandes y chicos.
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Organizar noches de talento en las que se distribuyan diálogos de cuentos u obras de teatro para representarlas.
El público es la familia y amigos. Recuerdo que, en la pasada Navidad, cada miembro de mi familia memorizó la historia del nacimiento de Jesús en verso, y así todos participamos. ¡Nos divertimos mucho! -
Hacer actividades al aire libre. Salir a caminar, andar en bicicleta, jugar en el parque. Acampar, aunque sea en el patio de la casa.
En estas y otras actividades que se comparten con los hijos, les estamos diciendo que nos importan, que los amamos. Ahora que somos el centro de sus vidas, aprovechemos para llenarlas con experiencias entrañables, de las que impactan y se quedan grabadas en su corazón para siempre. Seamos creativos e intencionales para dejar huellas que dibujen sonrisas en sus rostros.
- Recuerdos hay muchos. De calidad, significativos, enriquecedores, no muchos. Hay que crearlos para los hijos. Estos perdurarán para el resto de sus vidas.
MDC/ag