2 Crónicas 9: 1-31
En unas pocas semanas más, los ecuatorianos estaremos nuevamente convocados a las urnas electorales para poder elegir a los próximos gobernantes de nuestro país: Un presidente y Vicepresidente, 137 Asambleístas y 5 representantes para el Parlamento Andino. La mayoría de las propuestas de los candidatos a las diferentes dignidades electorales, se centran en la manera en la cual se necesita reactivar la producción del país y cómo generar la tan anhelada estabilidad económica en un país que es muy rico en recursos naturales, variado en sus zonas y sub-zonas climáticas, multiétnico y pluricultural.
Sin embargo, a pesar de todas estas bondades que alberga nuestro país, la vida republicana de nuestra nación ha sido matizada por la inestabilidad económica. ¿Cómo lograr este anhelado bienestar y equilibrio? El relato de 2 Crónicas 9: 1-31 nos muestra la manera: A través de una sabia administración.
El texto bíblico propuesto nos muestra que la reina de Sabá viajó desde su país en África hasta la tierra de Israel para probar con preguntas difíciles al rey Salomón y recibió respuestas a todas y cada una de sus inquietudes (Vs 1-2). También quedó asombrada de la riqueza y esplendor de Salomón, esplendor que se extendía a todos sus súbditos quienes se beneficiaban de la sabiduría del rey para poder administrar adecuadamente su tierra (Vs 4-8)
La sabiduría de Salomón lo llevó a realizar adecuadas decisiones administrativas para con su pueblo y, por lo tanto, a que toda la nación y su rey experimentasen riqueza y fama mayor que la de los reyes y reinos de aquella época (Vs 22).
Frente a la pregunta ¿Cómo lograr riqueza y estabilidad en nuestro país? La respuesta será: A través de una sabia administración. Y para lograr tener una sabia administración de nuestro país se requerirá de personas que, al igual que el rey Salomón, tengan temor de Dios y actúen con sabiduría en la administración pública. Oremos que Dios ponga a hombres y mujeres con estas características en la administración pública de nuestro país.
Y tú, que mientras lees estas líneas te preguntas: ¿Cómo esto se aplica a mi realidad familiar? También necesitas sabiduría para poder tomar sabias decisiones que te permitan administrar adecuadamente aquello que Dios tiene para ti y tu familia. ¡¡Ánimo!!
