Si te digo que para celebrar tus éxitos personales hay que comenzar tendiendo tu cama, ¿qué dirías? Pues esa fue la respuesta que me dio una vieja amiga. Me miró y me dijo: para llegar a ese punto es importante comenzar tendiendo tu cama.
La miré y dije: ¿qué tiene que ver el tender mi cama con celebrar mis logros personales?
Ella me volvió a mirar y dijo: para lograr una meta, es necesario elegir que hoy es el momento de crecer. Sí quieres celebrar los triunfos empieza tendiendo la cama, porque al hacerlo habrás completado la primera tarea del día. Al hacerlo te animará a continuar con la siguiente tarea y luego otra y otra.
De igual manera esa simple acción de tender tu cama, te enseñará que en la vida las pequeñas cosas importan. Si no eres capaz de hacer las tareas sencillas tampoco podrás con las más grandes.
¿Qué sucede si tuviste un mal día y regresas a casa? Al ver tu cama tendida te animará porque sabes que lo hiciste tú.
Al escuchar todo esto, pensé: tiene razón. Qué importante trabajar en esos pequeños detalles y celebrarlos cuando los haya logrado. Pero también entendí que para crecer me hace falta no conformarme con los logros actuales y que siempre necesito desarrollarme porque tengo un Dios que me ha dado la capacidad, las herramientas y ha prometido estar siempre conmigo. Y esto también es algo para celebrar.