Investigadores de la Universidad de Illinois y la Universidad de Nuevo México, en EE.UU., han publicado pruebas de la posibilidad de que haya océanos de agua muy por debajo de los Estados Unidos. El descubrimiento puede representar la mayor reserva de agua del planeta.
La presencia de agua líquida en la superficie es lo que hace habitable a nuestro «planeta azul», y los científicos han tratado durante mucho tiempo de averiguar qué cantidad de agua puede circular entre la superficie de la Tierra y los embalses del interior a través de placas tectónicas.
El descubrimiento sugiere que el agua de la superficie de la Tierra puede ser impulsada a tan grandes profundidades por las placas tectónicas, causando finalmente la fusión parcial de las rocas que se encuentran en las profundidades del manto terrestre.
El mundo es un desierto donde muchos viajeros se mueven con sus pies pesados, angustiados, desesperados y moribundos porque su sed no ha sido calmada. Hay una sed no satisfecha en las profundas entre pieles del alma humana. Sólo el “agua viva” que Jesús ofrece puede satisfacer esa sed.
Jesús no recomendó a los hombres las fuentes del mundo, o ir a buscar agua en lo más profundo del manto terrestre, porque ellos volverían a tener sed. La invitación de Jesús de Nazaret es más personal cuando dice, “vengan a mí y beban y jamás volverán a tener sed”.