Finalizar un proyecto indiscutiblemente da mucha alegría, bien sea por haber cruzado de inicio a fin las circunstancias adversas o mejor aún si se ha cumplido con mucho éxito lo planificado. En mi caso particular hay muchas cosas más que llenan y regocijan mi corazón, el principal es ver como Dios puede y sigue haciendo grandes cosas con las personas y familias a través del deporte.
En mis 15 años como triatleta testifico y glorifico como Dios usó el deporte como una herramienta para re direccionar mi vida e incluso llegar a conocerlo, en los 10 años que llevo como técnico y entrenador deportivo, he palpado como Él sigue transformando vidas de manera sobrenatural. Bajo la providencia divina me ha permitido ser instrumento y dar por gracia que por gracia lo he recibido, me llena de alegría el haber convivido de una manera sencilla y abierta con cada deportista, valorando así sus testimonios, sus esfuerzos y más la confianza que depositan en mi equipo de trabajo para guiarlos.
A través de situaciones difíciles que he tenido que atravesar he logrado tener una experiencia que le debo a Dios, pero a la par la sabiduría que viene de lo alto se ha recibido simplemente por depender de nuestro Papá. Esta sensación es espectacular ya que algunas veces no siempre sale lo que uno planifica y los expertos lo mencionan en varias ocasiones, por tal razón, en cualquier proyecto que ejecuto con mi grupo de trabajo, la estrategia es esforzarnos y hacer nuestra parte de mejor manera para que Dios haga lo suyo a su manera sobrenatural, la verdad, hacemos un gran equipo y he allí es donde proviene mi gozo.
El proyecto de HCJB fue único, aunque todos los participantes tenían diferente condición física, se cumplió el mismo objetivo que era cruzar la meta con la armadura de “HCJB- esperanza para la familia”, pero lo mejor de todo fue que cruzamos con un mismo corazón … el de Dios.
Luis Danilo Parra
Entrenador de triatlón
Triextremo